La imposición de la ideología de género

Tengamos cuidado. La sociedad está amenazada por una ideología de género, que se nos quiere imponer a la fuerza. Al menos esto es lo que nos dicen, cada vez con mayor frecuencia, ciertas personas y organizaciones que se muestran muy preocupadas y hacen sonar la alarma. ¿Tienen razón?

Para responder esta pregunta, hay que ir a lo básico: ¿qué es una ideología de género? Podríamos preguntar quiénes simpatizan con esta ideología, y pedirles a los que levanten la mano que nos lo expliquen. El problema es que nadie se identifica con esa expresión, mucha gente dirá que es liberal, izquierdista, derechista, nacionalista, etc., pero nadie dice «mi ideología es la ideología de género». Porque la expresión «ideología de género», no fue creada por personas que querían ponerle un nombre a sus ideas, sino por personas que querían combinar dos palabras a la cuales se nos alienta a tenerles fobia, «ideología» y «género», para llamar de manera despectiva a las ideas de otras personas.

Entonces, como no existen «género-ideologistas» (o como se llamen) a quienes acudir, tendremos que desglosar la expresión «ideología de género» para poder explicarla. Ideología es, dicho de manera rápida y sencilla, el conjunto de ideas que se tiene sobre cómo deben ser las cosas. El género, «se refiere a los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres» (definición de la OMS). Entonces, si tenemos en cuenta la definición de estas dos palabras y nos ponemos estrictos con el uso del lenguaje, una «ideología de género», vendría a ser el conjunto de ideas que se tiene sobre cómo debe ser y cómo debe comportarse cada género.

Ahora que ya tenemos más claro lo que es una ideología de género, procedamos a responder nuestra pregunta original. ¿Tienen razón los que denuncian que hay una ideología de género y que nos la quieren imponer? Sí, tienen razón, hay un conjunto de ideas sobre cómo deben ser y comportarse los géneros, y nos lo quieren imponer.

Esta ideología de género, pretende imponer al individuo cómo tener su propio cabello, según su género. Si el individuo es de género masculino, su cabello debe ser corto.. Ir en contra de esta norma, implica que el individuo en cuestión es afeminado, maricón, o algo por el estilo. Fue esta ideología de género, la que estuvo detrás de que la selección argentina perdiera gran parte de su poder en la cancha en los 90’s, cuando su Director Técnico, Daniel Passarella, totalmente ideologizado y determinado a no trabajar con jugadores homosexuales o con el pelo largo, dejó fuera de la selección al «Pájaro» Caniggia, una de las máximas figuras futboleras de su país en esa década, y a Daniel Redondo, considerado uno de los mejores de la historia argentina en su posición (casaca número 5), por negarse a cortarse el pelo. Batistuta, quien también tenía el pelo largo, se salvó de la purga, porque de mala gana aceptó pasar por la peluquería.

Este precepto ideológico no se limitó solo a la Argentina y a su selección. Las dictaduras militares de gran parte de América Latina se pusieron al servicio de esta ideología de género, y para imponerla, la policía detenía a los hombres con cabello largo y los rapaba de manera humillante. Los militares chilenos, tras el golpe de estado de 1973, también cortaban los pantalones a las mujeres, porque las mujeres no debían usar pantalones. Incluso un par de décadas después de caída la dictadura, los estudiantes varones tenían que seguir lidiando con la hostilidad de profesores y directores que no los querían dejar entrar a clase con el pelo largo, o con piercings. Para las mujeres, según esta ideología, la regla se aplica a la inversa. Deben tener el pelo largo y usar aros en las orejas. Una mujer con pelo corto es una «marimacho» o una lesbiana, cosa que debe evitarse.

Cuando inicié mi vida escolar, nos dieron una hoja con los nombres de todos los compañeros, sus padres y sus respectivas profesiones. Al mirar la casilla de «Profesión», al lado del nombre de cada papá se leían cosas como: Funcionario bancario, Comerciante, Economista, Abogado, Médico, de nuevo Comerciante, Ingeniero, y similares. Al mirar la misma casilla, al lado de los nombres de las mamás se leía: Ama de casa, Ama de casa, Docente, Ama de Casa, Ama de Casa, Médica, Ama de Casa, Ama de Casa… y así.

¿Cómo se explica que los papás de mis compañeros tenían semejante diversidad de profesiones y ninguno era «Amo de casa», mientras era común que sus mamás sean amas de casa? La ideología de género lo hizo de nuevo, alentando a las mujeres a quedarse en la casa a cuidar a los hijos, y haciendo creer a los hombres que quedarse en la casa para hacer lo mismo, significaba ser un mantenido, un arruinado, mal esposo y seguramente dominado por su señora.

Un hombre puede explorar su sexualidad hasta los límites más lejanos de la promiscuidad. Un hombre puede andar detrás de una mujer, y de otra, y otra, y otra. No importa tanto si es en simultáneo, tampoco importa demasiado si tiene novia o esposa, incluso puede jactarse de sus hazañas en grupos de Whatsapp (si adjunta fotos serán bienvenidas). Los amigos lo recibirán con aplausos. Quizás algunos consideren que esa actitud es imprudente o injusta con su pareja, pero callarán sus objeciones, porque la ideología de género estipula en uno de sus mandamientos sagrados: «Un hombre con muchas mujeres es un gallo, un Don Juan, Casanova, y como tal será homenajeado por sus congéneres, porque así dice Ideología de Género, Señora de las buenas costumbres». Reprochar a alguien por tan solo cumplir este mandamiento, es ser mal amigo, y de paso maricón.

Para las mujeres, una vez más, la cosa es al revés. Las infidelidades deben ser perdonadas, para eso la ideología de género que domina nuestra sociedad, les provee con un amplio menú de excusas, como por ejemplo «es que los hombres son así nomás luego», o el clásico «la otra será la capilla, pero yo soy la catedral».

Que no se les ocurra tener mucho levante, esa práctica las convertiría automáticamente en bandidas, putas, o algún otro calificativo despectivo, que sirva para condenar en ellas lo que se celebra en el varón. La sexualidad de la mujer debe ser juzgada con severidad, por eso hay que controlar constantemente cómo se visten. Por eso no suele verse que una ex novia vengativa publique un video porno con su ex (¿para qué, si él queda como gallo?), pero los ex novios crueles sí divulgan con frecuencia los videos con sus ex novias, castigo que puede significar una humillación equivalente a su muerte social.

Por eso un varón apenas es mayor de edad, o incluso siendo menor, ya goza de bastante libertad para ir de acá para allá, con quien quiera y a la hora que quiera. Mientras que para muchas mujeres que ya están en sus 20’s, es común ser mantenidas en una especie de infancia prolongada, teniendo que pedir permiso para salir, o someterse a largos interrogatorios en los que debe proveer con lujo de detalle información como: con quién va a salir, a dónde van a ir, qué van a hacer, con quiénes van a estar, a qué hora van a volver. Si la hora anunciada no satisface a los padres, tiene que negociar un horario de retorno más temprano, como también tiene que atender el teléfono cuando le llaman en medio de la noche para apurarle.

Hay trabajos que son para hombres y trabajos que son para mujeres. No está escrito en ninguna ley del Estado, pero sí figura implícitamente en la doctrina de esta ideología de género. Por ejemplo, los plomeros, electricistas, albañiles y chóferes, tienen que ser hombres. Podrán haber unas pocas y llamativas excepciones de parte de algunas atrevidas, pero en general esta regla se respeta. Por otro lado, pedicuras, estilistas, niñeras, empleadas domésticas, costureras, maestras parvularias, y varios otros oficios, están reservados para las mujeres. También existen excepciones de algunos hombres que desafían esta regla de la ideología de género, pero son una minoría muy pequeña, y para asegurar que esa minoría no crezca, hay un rico arsenal de burlas, insultos, malas miradas y acusaciones de afeminado y homosexual para disuadirlos.

Esta ideología de género decreta que un hombre puede ser apto para dar misa, y una mujer no. Apto para oír los pecados e interceder para que estos sean perdonados, y una mujer no. Apto para bendecir hostias, aunque una mujer no. Apto para bautizar niños, y una mujer no (aunque desde hace poco sí, en casos excepcionales). Un hombre también puede unir parejas en sagrado matrimonio, una mujer no (también solo en casos excepcionales). Un hombre puede ser sacerdote, una mujer no. Un hombre puede ser obispo, una mujer no. Un hombre puede convertirse en el máximo líder de la Iglesia, una mujer no. Todo esto a pesar de que la Iglesia cuenta con más mujeres dispuestas a dejarlo todo por su fe, que hombres, pues hay más monjas que sacerdotes.

Por otro capricho de esta ideología de género, también se impuso a nuestras abuelas la obligación de ir a misa con el cabello cubierto, pues exhibir el cabello equivalía a una supuesta ofensa de su parte, mientras que nuestros abuelos podían ir con la cabeza descubierta.

También hay colores para hombres y colores para mujeres. Se tolera que una mujer se vista de rosado, más que tolerado, está bien visto. La ideología de género vistió de rosa a las princesas de Disney, a las muñecas Barbie y a las bebés recién nacidas. Un niño pequeño que quiera usar rosado, podría recibir una dura advertencia verbal (en algunos casos extremos también física) de parte de su padre. Un adolescente, probablemente bullying en el colegio. Un adulto, mínimamente algunas bromas relativas a su orientación sexual. Esta, al igual que todas las reglas impuestas citadas previamente, no tiene ningún fundamento en la naturaleza -los flamencos rosados también son machos- ni tampoco en la razón. Pero esta ideología de género puede prescindir de ello, pues cuenta con otro elemento a su favor, la costumbre, aquella formidable fuerza que nos empuja a asumir que si algo fue de tal manera por mucho tiempo, deberá permanecer igual para siempre.

Yo sé cómo se siente tener una pareja y abrazarla en el parque, mientras un señor que está de paso nos hace el amable comentario de que tenemos que ir más a menudo, porque las parejas jóvenes le dan alegría al parque. Caminar con ella de la mano, presentarla a mi familia y que la adopten como una más de los nuestros, subir fotos juntos en redes sociales, etc. Sé lo que se siente que al hacer este tipo de cosas, ella y yo recibamos comentarios positivos, sonrisas de suegras, invitaciones para dos a casamientos y otros eventos sociales. Si alguna vez decido casarme, el Estado reconocerá nuestra unión y nos dará ciertos derechos conyugales. La mayoría de quienes leen estas palabras, también conocerán cómo se siente todo esto, y también pueden gozar de los mismos derechos.

Sin embargo, una parte de nuestros compatriotas, entre ellos probablemente parientes, amigos y conocidos nuestros, no saben cómo se siente todo eso, ni tendrán estos derechos. Son gays y lesbianas, y la ideología que dicta cómo deben comportarse, los convierte en ciudadanos de segunda categoría, y los ciudadanos de segunda tienen que esconderse. Violar esta regla tiene diferentes sanciones. Ser señalados como «abominación», ser expulsados de sus hogares por sus propias familias, perder un trabajo, ser mirados como algo raro o despreciable, recibir burlas, maltratos o golpizas. En el caso de las lesbianas, a veces se agrega la sanción de una violación «para corregirle». No pueden entrar a ciertos bares, ciertas discotecas, ciertos shoppings, y a una numerosa lista de lugares.

El estigma social es tan fuerte, que podemos tener delincuentes heterosexuales en el cargo de Presidente de la República, pero un gay, sin importar lo honesto, ético y talentoso que pueda ser, tiene que renunciar a hacer carrera política (a no ser que disimule su orientación sexual). Ser ladrón, mentiroso y perpetuador de la miseria de nuestro pueblo, son gajes del oficio. Ser gay es incompatible con cualquier elevado cargo político. Lamentar esta situación y simpatizar con la idea de que la orientación sexual no debe ser motivo de discriminación, hace que un heterosexual deba afrontar una buena dosis de hostilidad, y los infaltables cuestionamientos sobre la autenticidad de su heterosexualidad.

Esta ideología de género es un obstáculo para la libertad y el bienestar de millones de personas, pero no es un obstáculo insuperable. El conjunto de reglas absurdas y dañinas que se nos ha impuesto a lo largo de toda la vida, y que son muchas más de las que hemos citado, van perdiendo fuerza. Cada vez importa menos cómo tienen el cabello hombres y mujeres, cada vez importa menos el color de nuestra ropa. Crece el número de hombres que se enlistan en profesiones tradicionalmente femeninas, crece el número de mujeres que trabajan en profesiones tradicionalmente masculinas. Sobrevive aún el odio irracional a parejas del mismo sexo, pero somos cada día más los amigos del amor y la tolerancia, y cada década es testigo de la aprobación del matrimonio igualitario en más y más países. Mientras más pasa el tiempo, más libre se vuelve la mujer, y el varón debe pagar un costo cada vez mayor por las transgresiones cometidas contra mujeres.

Esta ideología inevitablemente caerá de su trono, porque es absurda, porque restringe el potencial de progreso de nuestra especie, porque es un producto viejo al que le está llegando su fecha de vencimiento. Ese proceso generará intensas frustraciones, de parte de quienes desean que el proceso sea más rápido, y de parte de quienes sentirán incómoda preocupación, al notar lo rápido que las libertades de un mundo nuevo, logran demoler las restricciones de un mundo viejo.

Es de esa preocupación, de donde nacen las denuncias que escuchamos y leemos tan a menudo, contra la imposición de una ideología de género perjudicial. Y tienen mucha razón, existe una ideología de género, es muy perjudicial, y nos la quieren imponer.

Solo que no es la que ellos denuncian… es la que defienden.

Millenials: ¿la generación que más se ofende?

Sobre los millennials, la generación nacida apróximadamente -no hay un consenso perfecto y preciso- entre la década de 1980 y finales del siglo pasado, pesa una acusación que se repite cada vez con más frecuencia: es la generación más hipersensible e irritable de todas, sus miembros son emocionalmente frágiles y se ofenden por todo. La acusación también recae sobre la generación más joven que vino después, a la que a menudo se confunde como millennial, a pesar de que se trata de una cohorte distinta (los «centennials»).

¿Es justa la acusación?

Emprendamos un rápido paseo, para revisar con qué se ofendían y se siguen ofendiendo las generaciones previas. Recuerdo que cuando era chico (menos de 10 años) estaba en la vereda de mi casa, vi pasar al mismo tiempo a un chico que habrá tenido algunos pocos años más que yo, y a un señor canoso en edad de abuelo. El chico estaba andando en patineta, el señor muy enojado le reclamó por andar en ella, y le dijo algunas cosas un poco agresivas. ¿Por qué el señor se enojó con alguien por andar en patineta? ¿Cuál era el perjuicio? Tanto el otro nene como yo, nos quedamos sorprendidos ante un despliegue de indignación tan gratuita.

En diciembre del año pasado, otro señor se enojó conmigo hasta rabiar, porque compartí con él, sin ningún ánimo de ofender, el dato de que al final de la dictadura, la educación del paraguayo promedio no pasaba de quinto grado. Pasaron varios días y en plena cena familiar de Año Nuevo, me seguían llegando notificaciones de Facebook que mostraban sus ganas de buscar pelea. Y no se trataba de un stronista, al parecer tomó como una ofensa personal que se le señale que en su época de juventud, la escolaridad era mucho más baja que hoy, y se empeñó en sostener una guerra de insultos.

Los mayores de 60 años, todavía recuerdan la severidad de las pautas de comportamiento en Semana Santa, cuando eran niños. Durante la Semana Santa se debía mantener un silencio sepulcral. No se debía correr, saltar, escuchar radio, ni emitir ningún ruido medianamente fuerte. Hacerlo representaba una especie de insulto a Cristo, y merecía el enojo y reproche inmediatos de los mayores.

La represión de la sexualidad también era muy severa antes. El pudor de otros tiempos llegaba a extremos que hoy pueden ser motivo de risa. Por ejemplo, al hacer su aparición el bikini, provocó una indignación generalizada, llegando incluso a ser prohibido en varios países. Y la tolerancia a los desnudos, era muy baja hasta hace relativamente poco tiempo atrás. ¿Se imaginan una serie como Game of Thrones en los 90’s? Hoy una escena de sexo o un par de tetas al aire no representan un escándalo mayor, pero hace 20 años nadie se habría animado a producir la serie. Si alguien se animaba, ningún canal se atrevería a transmitirlo, y si se daba el milagro de ser producida y transmitida, no faltarían las campañas de boicot, los escraches y probablemente también acciones judiciales.

La irritabilidad del público televisivo, no se asociaba exclusivamente a contenidos de carácter sexual. Siendo un estudiante de primaria en los 90’s, era para mí una escena común que durante la formación en el patio, recibamos largos discursos advirtiéndonos que no veamos Los Simpsons, ni tampoco Videomatch.

Las groserías también podían alterar al público con facilidad. Hoy puedo escribir y escribiré aquí puta, puto, pene y mierda carajo. Habrá gente a la que le agradará este vocabulario y otra a la que le resultará de mal gusto, pero ningún escándalo importante surgirá a partir de la publicación de la línea anterior, y dudo mucho que alguien que suele leer mis escritos, deje de hacerlo de aquí en adelante, solo porque decidí usar esas palabras. Los más jóvenes se escandalizan con más dificultad ante cosas como esta, pero a generaciones más viejas les perturbaban tanto, que las censuraban y les imponían un alto coste social. Y muchas de las «groserías» ni siquiera eran tal cosa. A comienzos de los 50’s,  la actriz Lucille Ball, protagonista de la famosa serie «I Love Lucy», quedó embarazada y generó un problema, ya que los ejecutivos de la cadena CBS consideraron que la palabra «embarazada», era muy escandalosa, y se pasaron toda una temporada haciendo piruetas con sinónimos supuestamente más elegantes (como encinta), para no decir la palabra maldita en televisión.

Un divorcio, para mi generación no es una situación ideal, pero se respeta como una decisión personal de otras personas, decisión en la cual no nos compete entrometernos. Para las generaciones que nos precedieron esto no era así. El divorcio era un tabú, un suicidio social, algo que ofendía a los demás y los empujaba a discriminar a las parejas separadas. Incluso hasta un tiempo tan reciente como la década de 1990, era todavía un tanto común, que en los colegios religiosos se expulse a los hijos de padres divorciados. Ni al millennial más leche hervida se le ocurriría castigar con expulsión escolar a los niños, por la terrible «ofensa» de que sus padres se separen.

Hace no mucho tiempo, en medio de la controversia sobre el Servicio Militar Obligatorio, se pudo observar a un joven cubriéndose del sol con un paraguas, mientras hacía fila para hacer los trámites de objeción de conciencia. Explotaron las burlas y ataques hacia el joven. Aquí diferentes generaciones mezclaron sus actitudes, pero mientras más edad tenían los que participaban en la discusión, más probable era que insulten a esa persona, mientras más jóvenes, mayor la probabilidad de que lo defiendan. Lo único que da respaldo a esos ataques, es el poder de la costumbre, pero removida la venda cegadora de la costumbre, queda en evidencia lo absurdo que es alterarse porque alguien usa sombrilla para cubrirse del sol. ¿Por qué te molesta que alguien use sombrilla? ¿Te perjudica de alguna manera? ¿Hay algo de digno o inteligente en insolarse y aumentar las probabilidades de tener cáncer de piel?

Si uno va un poco más atrás y revisa los casos judiciales de tiempos de Carlos Antonio López, se encontrará con que eran comunes los homicidios por riñas que tenían un origen absurdo. Una burla o una mala palabra, fácilmente podía terminar en una pelea con cuchillos. Y esto no fue algo exclusivamente paraguayo. En el viejo oeste estadounidense, entre la nobleza europea de hace algunos siglos que aceptaba como normal retarse a duelo, y en muchos otros lugares y momentos, se tenía el factor común de que cualquier intercambio de palabras que hoy parecería simpático, a menudo terminaba en una explosión de furia que desembocaba en un combate mortal.

Abundan los ejemplos sobre cosas que provocaron mucha indignación en otras generaciones, y poca o ninguna en las más nuevas. En los países con tensiones raciales, como Estados Unidos, era común que la unión de parejas interraciales provocara enojo y desagrado. En esos mismos países la mayoría de los millennials no se ofenden por ello. En las generaciones más viejas provocaba molestias (y en alguna medida sigue provocando) el uso de tatuajes, piercings y pelo largo (en los varones), y para los millennials es una cuestión estética que puede gustar o no, pero casi nunca provoca indignación.

¿Cuál fue la generación emocionalmente madura, que puede reclamar a las más recientes su supuesta incontinencia de indignación? ¿Fue acaso la que se enojaba con niños por jugar en Semana Santa? ¿La que prohibió el bikini? ¿Las que se mataban por sonseras? ¿La que vomitaba su indignación contra los divorciados? ¿La que se ofendía porque las mujeres usaban pantalón, un varón tenía cabello largo, o porque alguien tenía un tatuaje o patineta? ¿La que se escandalizaba endiabladamente por una escena con desnudos o groserías?

Los jóvenes de hoy no tienen el monopolio de la indignación, ni son los que más se ofenden. ¿Entonces por qué su indignación les hace ganar una reputación de antipáticos que se ofenden todo el tiempo por cualquier cosa? Parte de ello tiene que ver con la visibilidad de su indignación.

Hace 20 años, la mayoría de la gente discutía solamente en la mesa familiar y en una ronda de amigos. Si surgía algún desacuerdo, probablemente se expresaba de manera amistosa, y si en el fragor de la discusión surgían insultos, quedaba allí y nadie más se enteraba. Hoy las discusiones se han ampliado con internet y las redes sociales, de tal manera que las discusiones que antes se daban cara a cara y en privado con amigos y familiares, ahora se dan públicamente, todos los días entre millones de desconocidos. Es mucho más fácil que haya insultos y discusiones poco cordiales entre desconocidos que no se ven frente a frente, y una vez que estos insultos aparecen, quedan a la vista de cualquiera que pase frente al comentario. Esto ayuda a dar la falsa sensación de que hoy todo el mundo se enoja todo el tiempo, por cualquier cosa; pero si la gente tenía redes sociales hace 40 años, probablemente se habrían repartido insultos, discutiendo sobre si el rock era o no satánico y decadente.

A esto se suma que la indignación juvenil tiene botones de activación nuevos, a los cuales otras generaciones aún no se han acostumbrado. Las personas mayores están habituadas a que alguien se burle de un varón que usa sombrilla bajo el sol, o que le moleste que las mujeres se vistan de cierta manera, por lo tanto esas indignaciones le resultan normales y aceptables. Pero no están acostumbradas a que alguien se enoje porque escuchó o leyó un comentario homofóbico, ya que durante la mayor parte de sus vidas, la burla y la hostilidad hacia gays y lesbianas fue algo perfectamente normal. Por lo tanto, cuando alguien se queja y trata a otro internauta de homofóbico, su reacción le resulta extraña y exagerada. Lo mismo aplica al racismo, la xenofobia, el machismo, el usar «indio» como insulto, y una serie de situaciones que antes se toleraban y hoy generan críticas.

Que una generación tenga quejas nuevas a las cuales la generación anterior no está acostumbrada, no quiere decir que la generación nueva sea particularmente irritable o que tenga una especial capacidad para ofenderse. Que durante milenios hayan existido esclavos, hasta que aparecieron generaciones en las cuales la esclavitud provocó una indignación que no existía antes, no quiere decir que las primeras generaciones en las cuales el abolicionismo cobró popularidad «se ofendían por cualquier cosa».

Esto no quiere decir que no existan millennials que deberían bajarle un cambio a su irritabilidad y al hábito de juzgar con vehemencia al primero que le manifiesta una opinión diferente, por supuesto que tales jóvenes existen, toda generación tiene todo tipo de personas con un amplio rango de actitudes diferentes. Pero en general, la indignación de los jóvenes no es más intensa, ni exagerada o más fácil, que la de quienes nacieron antes.

Es solo diferente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El mes con apodo

Alguna vez hubo una semana cargada de violencia, muerte, conmoción, miedo, coraje y celebraciones, todo ello concentrado en las plazas céntricas de Asunción. Nunca antes y nunca después volvió a verse algo parecido en el Paraguay.

Los meses por lo general no tienen apodos, y si alguno ha de ganarse el raro privilegio de que le pongan uno, primero deberá cumplir con un requisito obligatorio: generar conmoción. Tal es así que el mes de mayo, tuvo primero que generar en su interior, en 1968, las más numerosas manifestaciones callejeras y la mayor huelga general que se hayan visto en la historia de Francia, para luego ganarse el apodo de «Mayo Francés». En otro continente, 31 años más tarde, sería el mes de marzo el que entraría al selecto club de los meses con apodo, siendo apodado «Paraguayo».

He aquí un recuento de cómo marzo de 1999, logró convertirse en el «Marzo Paraguayo».

Los antecedentes

La política paraguaya en la década de 1990, estuvo marcada en gran medida por el ascenso de dos poderosos caudillos del Partido Colorado.

Uno de ellos era Lino César Oviedo, un militar que empezaría a asumir un gran protagonismo tras el golpe de estado al dictador Stroessner, en el cual había participado.

Durante el golpe de estado del 3 de febrero de 1989, Oviedo era Coronel, en 1993 era ya General de División y fue designado como Comandante del Ejército por el Presidente Wasmosy. Desde esta posición, Oviedo acumularía gran influencia, intervendría en asuntos políticos, convertiría en partidarios suyos a gran parte de la cúpula militar y a gran parte de la población. En abril de 1996, luego de una fuerte disputa con Wasmosy, relacionada con la construcción de un segundo puente internacional en el Alto Paraná -ambos se acusaron mutuamente de querer ganar dinero con el proyecto-, Oviedo, sintiéndose fuerte, se acuartela en la Caballería y exige la renuncia del presidente. La tensión estaba al máximo, se temía un posible derramamiento de sangre, Wasmosy estuvo al borde de renunciar; pero finalmente se mantuvo firme al sentir el respaldo de la comunidad internacional y de masivas manifestaciones ciudadanas en contra de Oviedo.

El episodio terminó con el pase a retiro de Oviedo -amagaron con nombrarlo Ministro de Defensa para tranquilizarlo, pero no se concretó-; pero ese no fue el fin de su fuerte influencia, al contrario, inmediatamente anunció que buscaría la presidencia de la república y fundó el movimiento colorado UNACE (Unión Nacional de Colorados Éticos).

El otro caudillo en ascenso era Luis María Argaña, tenía un vasto currículum político en su haber. Fue convencional constituyente, Vicepresidente de la Cámara de Diputados, Consejero de Itaipú, Presidente del Partido Colorado y Presidente de la Corte Suprema de Justicia. Estuvo cerca de ser presidente del país en 1993; pero perdió por muy poco la interna partidaria contra Wasmosy, en un proceso contaminado por una lluvia de denuncias de irregularidades -una de las cuales implicaba a Oviedo llevando urnas a la Caballería-, muchos años después el senador Juan Carlos «Kalé» Galaverna, admitiría públicamente haber participado de un fraude electoral contra Argaña. A pesar de esto, Argaña seguiría con fuerza su carrera política, «Reconciliación Colorada», movimiento fundado por él, sería uno de los más fuertes dentro del coloradismo en los siguientes años.

Estos dos caudillos medirían fuerzas en las internas coloradas para buscar sentarse en el sillón presidencial en 1998. La pulseada la ganó Oviedo; sin embargo lo dejaron fuera de competencia, fue encarcelado al ser procesado por un tribunal militar, acusado de intento de golpe de estado por los eventos de 1996. Esto dio lugar a una situación muy particular, el candidato presidencial por la ANR sería Raúl Cubas Grau, quien fuera el candidato a vicepresidente de Oviedo en las internas, y Argaña que había quedado como segundo en la puja, pasó a ser el candidato a vicepresidente. Así, el Partido Colorado puso juntos en una misma chapa presidencial, a dos hombres que representaban a dos facciones políticas duramente enfrentadas entre sí.

La dupla Cubas-Argaña ganó las elecciones generales contra toda la oposición unida detrás de la dupla Laíno-Filizzola, la campaña de Cubas tuvo como eje central la liberación de Oviedo, su slogan era «Tu voto vale doble: votá por Cubas, para que Oviedo salga en libertad». Efectivamente, al asumir la presidencia, Cubas Grau saca a Oviedo de prisión. A partir de esto el ambiente se vuelve cada vez más caldeado, la Corte Suprema de Justicia declara inconstitucional la medida del Presidente, en respuesta a esto los oviedistas inician una campaña agresiva contra los ministros de la Corte Suprema y en una manifestación frente al Palacio de Justicia, incluso hieren en la cara a Monseñor Rolón, célebre opositor al régimen de Stroessner. Las críticas contra Cubas y el oviedismo son cada vez mayores, el propio hermano del Presidente, Carlos Cubas, renuncia a su puesto de Ministro de Industria y Comercio por estar en desacuerdo con su hermano, y en el Congreso los parlamentarios argañistas, unidos a los de la oposición, empiezan a hablar de juicio político al Presidente Cubas, lo que motivaría que partidarios de Oviedo empiecen a reclamar la disolución del Parlamento.

La libertad de Oviedo estaba siendo cuestionada y amenazada, y sus adversarios estaban organizándose para destituir al hombre que él había puesto en el Palacio de López, para reemplazarlo por su rival, Luis María Argaña. La receta para un gran conflicto estaba por completarse; pero faltaba un último ingrediente.

El detonante: el asesinato de un vicepresidente

El martes 23 de marzo el Vicepresidente Argaña se dirigía a la sede de la vicepresidencia, cuando en la calle Diagonal López, un poco antes de llegar a Venezuela, alrededor de las 8:30 de la mañana a su camioneta le cierra el paso un Fiat Tempra verde oscuro. De él descienden dos hombres que inmediatamente empiezan a abrir fuego (había un tercero esperando en el auto),el suboficial Francisco Barrios, quien servía como guardaespaldas del Vicepresidente, llegó a sacar su arma para defenderse pero lo mataron antes de que pueda disparar. El chofer bajó la cabeza y trató de retroceder, choca contra la muralla de una casa y queda con el vehículo trancado en la vereda. Allí el chofer escapa como puede y se esconde en una casa, con una herida en la cara. Uno de los sicarios descarga varios tiros sobre Argaña, desde la ventana del costado de la camioneta, y se retiran no sin antes dejar una granada en la vereda, a centímetros la camioneta.

Camioneta de Argaña

Camioneta de Argaña después del atentado. En el suelo, cerca de la puerta trasera, todavía se encuentra la granada (que no llegó a detonar)

Argaña estaba muerto, la noticia empieza a recorrer el país velozmente. Se esparce el miedo, los niños son retirados de las escuelas por temor a lo que podría suceder después. Inmediatamente muchos empiezan a acusar al Presidente Cubas y a Lino Oviedo de ser los responsables. Esta acusación cobraría fuerza, al menos en el caso de Oviedo, al ser descubiertos los autores y ser revelado que uno de ellos era el mayor Reinaldo Servín, dirigente oviedista, quien ese mismo día se había comunicado con Oviedo. A pesar de las acusaciones, nunca se llegó a condenar judicialmente a Oviedo ni a nadie más como autor moral. Sí fueron encarcelados cuatro hombres como autores materiales.

En los años posteriores el oviedismo, con la cooperación del diario ABC Color, sostendría una obsesiva campaña de desinformación para hacer creer que Argaña había muerto en la casa de su amante y que lo del asesinato fue un montaje espontáneo de su familia. Repitieron el rumor una y otra vez, mostrando siempre fotografías sacadas desde ángulos donde no se veía bien la sangre en el cadáver (omitiendo todas las imágenes donde claramente se ve sangre), y eso fue tan efectivo que a pesar de la montaña de pruebas que sostienen lo contrario, todavía hoy, 20 años después, son muchos los que siguen creyendo que Argaña ya estaba muerto antes del atentado.

Argaña muerto 1
Argaña muerto 4
Argaña muerto 3
Argaña muerto 2

Comentarios como los de arriba siguen siendo comunes hasta hoy y demuestran la eficacia de la campaña de ABC Color y el oviedismo, para instalar una falsa teoría de conspiración

Guerra en las plazas

Más tarde en esa mañana, líderes de la organización multipartidaria «Jóvenes por la Democracia» -quienes ya habían tenido protagonismo en las manifestaciones contra Oviedo en el 96- marchan desde el Sanatorio Americano, donde se había depositado el cuerpo de Argaña, con rumbo al Palacio de Gobierno para manifestar su indignación ante el atentado, exigir la prisión para Oviedo y la renuncia del Presidente Cubas. Eran pocos y fueron frenados poco antes de llegar al Palacio, sobre 15 de agosto y El Paraguayo Independiente.

Mientras tanto, el Ministro del Interior había renunciado, lo reemplazó Carlos Cubas, el hermano del presidente que había renunciado meses atrás y ahora volvía al gabinete de su hermano, para ayudarlo en medio de la crisis. Desde el TSJE, trascendía la noticia de que en la mañana ya se preparó una resolución para llamar a elecciones, para elegir nuevo vicepresidente, una reacción sorprendentemente veloz que a muchos resultó sospechosa. El Presidente de la República ordenó el cierre de las fronteras con Brasil y Argentina, y prometió esclarecer el caso. No sirvió de mucho.

A la noche los manifestantes crecieron en número, había de todo, argañistas, liberales, manifestantes del Partido Encuentro Nacional (en ese entonces todavía relativamente fuerte) y jóvenes independientes, y a eso de las 19:00 horas fueron violentamente desalojados de la esquina del Palacio de Gobierno por fuerzas policiales. Los manifestantes se reorganizarían en las plazas céntricas situadas entre la Catedral y el Congreso -en esos días el senado todavía funcionaba en lo que hoy llamamos «El Cabildo»- construirían barricadas y se enfrentarían con piedras a la policía.

El miércoles 24 a la madrugada, se empieza a sumar un importante número de campesinos a los manifestantes en la plaza. Los campesinos vinieron a Asunción a solicitar que se les condonen sus deudas, parlamentarios opuestos al oficialismo les prometieron acceder a su pedido a cambio de su apoyo a los manifestantes. Los campesinos se sumaron a las manifestaciones y en los próximos días sus deudas se evaporaron. Más tarde se sumarían sindicalistas, se había implementado una huelga general.

Ante estos hechos, el proyecto del juicio político a Cubas toma forma y se adelanta. La Cámara de Diputados aprueba rápidamente el inicio del juicio y le pasa la pelota al senado, para que condene o absuelva al presidente. A las 13:00 horas Cubas anuncia que acatará la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que había desacatado antes al liberar a Oviedo, y comenta que ya ha ordenado la detención de este último. Oviedo se presenta voluntariamente en el Batallón Escolta Presidencial, donde se suponía tenía que quedar arrestado, allí expresa a la prensa que no estaba detenido y que solo iba a aclarar su situación jurídica.

Ante el anuncio de la detención de su líder y la inminente caída del presidente puesto en el poder por ellos, esa tarde los oviedistas también empiezan a acudir a las plazas del microcentro. La policía trata de mover por la fuerza a los manifestantes opositores, para conseguirles espacio en la plaza a los partidarios de Oviedo; sin embargo los manifestantes resisten la embestida y conservan la plaza. Los oviedistas trataron de ganar terreno atacando a sus rivales con petardos, aún así no pudieron conquistar la plaza. La policía montó un cordón de seguridad para separar a los dos grupos y los oviedistas ocuparon un pequeño espacio en la plaza hacia la Cámara de Diputados; pero el otro grupo, más grande, siguió ocupando la mayor parte de las plazas, incluido el espacio frente a la Cámara de Senadores, un espacio que era vital, pues por allí tendrían que pasar los senadores para desarrollar el juicio político, cosa que los oviedistas no querían y sus adversarios sí.

Para ayudar a los oviedistas a conseguir aún más espacio en la plaza, se lanza una carga de la policía montada; pero sorprendentemente los manifestantes opositores resisten, algo que casi nunca sucede cuando se desata la implacable capacidad de represión que tiene la montada. Llegó la madrugada del jueves 25, la mayoría de los opositores se habían retirado a descansar, quedando solo un pequeño grupo en la plaza, esto es aprovechado por los oviedistas para atacar y empieza una batalla campal donde ambos bandos intercambian tiros de petardos, garrotazos y cascotazos. Los oviedistas contaron con ventaja, hasta que de repente acuden refuerzos campesinos desde su lugar de descanso, la cercana Plaza Uruguaya.

Ese jueves los manifestantes recibirían una inmensa cantidad de ayuda de parte de la ciudadanía, donaciones de víveres, médicos que se ofrecían como voluntarios para atender a los heridos. La Iglesia Católica también prestó su apoyo y ofreció la Universidad Católica, al lado de la Catedral, como depósito de víveres. El senado iniciaría el juicio político y le daría 48 horas a los abogados de Cubas para armar los argumentos de la defensa. Durante el día y la noche seguirían los enfrentamientos. La Primera Dama, Mirta Gusinsky de Cubas, apareció en medios de comunicación pidiendo a la gente que se manifieste a favor del presidente y a la vez, advirtiendo que podrían salir tanques a poner orden en las calles. En medio de los enfrentamientos caía baleado Cristóbal Espínola, joven campesino que más tarde moriría a causa de sus heridas.

El viernes sería el día más violento de todos, el ambiente se caldeaba cada vez más, Ángel Seifart, quien fuera vicepresidente en el gobierno anterior, advertiría ante la prensa que el país estaba a punto de entrar en una guerra civil, y que el pueblo colorado recurriría a las armas si fuese necesario, para mantener al Presidente Cubas en el poder. Alrededor de las 5 de la tarde, la policía sorpresivamente lanza un ataque feroz, cascos azules, jinetes de la policía montada y carros hidrantes, se lanzan juntos a toda velocidad sobre los manifestantes. Los oviedistas ayudarían a los policías a «limpiar» la plaza. Los manifestantes que habían dominado la plaza hasta entonces se retiraron y se refugiaron en la explanada de la Catedral. Los oviedistas se sintieron victoriosos; pero solo por unos momentos.

Los manifestantes recién expulsados, decidieron lanzarse al contraataque. Parecía una acción demencial, ¿pues acaso cuándo hemos visto que una importante fuerza de cascos azules, jinetes de la policía montada y carros hidrantes sea vencida por manifestantes? Y sin embargo allí pudimos observar ese fenómeno espectacularmente raro y violento, lo lograron, expulsaron a toda la fuerza policial y a los oviedistas. Fueron quemados vehículos identificados como oviedistas, incluido un camión al que los seguidores del general llamaban «Linomóvil». Era una escena digna de Hollywood.

La ferviente resistencia de los jóvenes en la plaza haría que desde la presidencia se dicte una orden drástica: el ejército tendría que salir a poner orden. Desde el Chaco, específicamente Cerrito, salieron tanques de la Caballería con rumbo a la plaza. Al conocerse la noticia se organizó la defensa y se reforzaron las barricadas. El intendente de Asunción, el liberal Martín Burt, también se sumaba al conflicto, tomando partido a favor de los jóvenes manifestantes en contra del gobierno. Envió camiones recolectores de basura, para cerrar las calles que daban acceso a las plazas.

Entre las fuerzas gubernamentales surgirían divisiones. Oficiales de la Marina y la Fuerza Aérea se negarían a movilizarse para reprimir las manifestaciones. También lo hicieron algunos oficiales de la Caballería, motivo por el cual los tanques más pesados no salieron a las calles. Finalmente los tanques recibieron desde el Palacio de Gobierno la orden de desviarse y no intentar entrar a las plazas, se quedaron en las cercanías.

Los oviedistas no renunciaban a su pretensión de conquistar la plaza, así que volvieron a lanzar un gran ataque con una lluvia de petardos. Sus contrincantes reaccionaron arrojando una tormenta de cascotazos sobre ellos. En medio del calor de la batalla se veían muchos heridos en el suelo, y los presentes sufrieron una sorpresa espeluznante al percatarse de que eran heridos de balas, había francotiradores en los techos del edificio Zodiac y del local del Correo Paraguayo. Este último lugar se había convertido en una suerte de Puesto de Comando oviedista, repleto de cajas de petardos y piedras.

En las calles también había oviedistas con armas de fuego disparando contra la multitud. Uno de ellos era Walter Gamarra, un funcionario del Ministerio de Hacienda que fue filmado efectuando disparos y que hoy está preso por ello (es el único de los pistoleros apresado). Todo esto mientras las agencias de noticias de todo el mundo volcaban su atención sobre Paraguay.

Walter Gamarra y oviedistas disparando

 

 

Walter Gamarra y otros oviedistas, disparando con petardos y armas de fuego contra los manifestantes

 

 

 

 

Con el correr de las horas aumentaba la cifra de heridos, y varios de los heridos se convertían en muertos. El Fiscal General del Estado, acompañado del juez Gustavo Ocampos, ordenó a Niño Trinidad Ruiz Díaz (Comandante de la Policía) que proteja a los manifestantes y arreste a los tiradores. El Ministro del Interior Carlos Cubas también dio la misma orden; pero el Comandante de la Policía no obedeció. Según el ministro, el Comandante se había rebelado y estaba bajo las órdenes directas del General Oviedo.

Finalmente los francotiradores se retiran ante el riesgo de ser capturados. Fue una noche terrible, lo peor ya había pasado. El sábado a la mañana los jóvenes ceden el espacio conquistado en la plaza a los infantes de marina, luego de tensas negociaciones con los manifestantes en las que intervendría el Pa’i Oliva, quien ayudó a convencerlos de que la medida era necesaria. La idea era que los infantes de marina garanticen la seguridad en el lugar y aseguren que el juicio político pueda desarrollarse sin obstáculos (lo que los manifestantes querían). El Comandante de la Policía Nacional fue destituido y arrestado por los sangrientos sucesos de la noche anterior. Ese día los campesinos volvían a sus respectivas comunidades, despedidos con aplausos y gritos de gratitud.

Cubas Grau, con mucha presión encima, estaba considerando seriamente su renuncia. En conversación telefónica con el Presidente de Brasil, se le garantizó asilo político en ese país en caso de que renuncie. Al día siguiente, Domingo de Ramos, Cubas finalmente anunciaría su renuncia a la presidencia a eso de las 20:40.

«Me voy, porque si mi salida sirve para la pacificación nacional, este será mi aporte en este momento tan delicado»– argumentó el presidente en su discurso final.

Inmediatamente abandonó el país para refugiarse en Brasil. Lino Oviedo salió de su fingida prisión en el Escolta Presidencial, tuvo una última reunión en Mburuvicha Róga con Cubas, en la cual -según el secretario del presidente- tuvo un alto contenido de gritos y momentos que sugerían una intensa discusión. Oviedo abandonó el país en una avioneta y recibió protección en Argentina, de parte del Presidente Carlos Menem.

Las calles se llenaron de caravanas que inundaron el ambiente con bocinazos festivos, las plazas rebozaban con una ciudadanía que acudió masivamente a celebrar el fin de todo esto.

Multitud en la plaza (Marzo Paraguayo)

Consecuencias

El resultado inmediato fue que al haber renunciado el presidente y al estar muerto su vice, por mandato constitucional le correspondía al Presidente del Congreso asumir la presidencia. Así que el país empezaba su Semana Santa de 1999 con un nuevo presidente, Luis Ángel González Macchi.

Con él se formaría un gobierno de coalición entre colorados argañistas, liberales y encuentristas, al que llamarían «gobierno de unidad nacional». Más tarde el Partido Liberal Radical Auténtico abandonaría el gobierno de coalición. El UNACE, fundado por oviedo, dejaría de ser un movimiento colorado y se convertiría en un partido político apartado de la ANR, la Unión Nacional de Colorados Éticos pasaría a llamarse Unión Nacional de Ciudadanos Éticos, y le restaría un enorme caudal de votos al coloradismo. Tal es así que en el año 2000, se convocó a elecciones para elegir un sustituto para el finado Vicepresidente Luis María Argaña, y el Partido Colorado perdió las elecciones (tenía como candidato a un hijo de Argaña), ganó el liberal «Yoyito» Franco, quien con el apoyo del UNACE se convirtió en el primer vicepresidente liberal en más de medio siglo.

En las siguientes elecciones presidenciales del 2003, ganaría la presidencia el colorado Nicanor Duarte Frutos; pero lo haría con tan solo un poco más de un tercio de los votos a su favor, mientras que en 1998, cuando el UNACE todavía estaba unido al coloradismo, la ANR ganó las elecciones con más de la mitad de los votos. El Partido Colorado recién volvería a tener un porcentaje de votos medianamente similar (aunque ya nunca igual) a partir de las elecciones de 2013, con la muerte de Lino Oviedo en un accidente aéreo, tras la cual también el UNACE recibiría un golpe mortal, retornando la mayoría de sus seguidores al coloradismo (incluidos los hijos de Oviedo).

El Paraguay de los siguientes años también vería el declive del militarismo. Este país tan acostumbrado a ser gobernado por militares, tan acostumbrado al «chake» de algún comandante, le perdería el miedo a los golpes de estado (un miedo latente hasta los 90’s).

En el año 2000 se produjo el último intento de golpe, que tal vez hasta podría ser catalogado de «kachia’i», ningún muerto, ningún herido, solo dos tanquetas paseándose solas en las mismas plazas donde ocurrieron los eventos de marzo del 99, rindiéndose ante policías pobremente armados, luego de armar algún bochinche. Los comandantes de las distintas armas del ejército siempre fueron personajes reconocidos e influyentes en décadas anteriores, hoy la mayoría de la gente ni siquiera sabe quiénes son los jefes más importantes de las fuerzas armadas. Ya no tenemos militares candidatándose a la presidencia ni ejerciendo alguna influencia notoria en la política nacional.

El gobierno de González Macchi, que gozó de amplio apoyo popular y en el que estaban depositadas grandes esperanzas, terminó demostrando ser un gobierno enormemente corrupto e ineficaz, acumuló una gran cantidad de escándalos de corrupción, siendo uno de ellos el descubrimiento de que el BMW que utilizaba el presidente, era un auto robado en Brasil. En el último trecho de su mandato los funcionarios públicos cobraban sus salarios a veces con meses de atraso. La esperanza inicial se convirtió en un profundo disgusto generalizado.

Algunos reivindican este dramático episodio como una gran gesta en defensa de la democracia, hay quienes consideran que 8 muertos y 769 personas heridas, fue un precio que no valía la pena pagar para que asuma un gobierno como el que asumió el poder después. Las discusiones siguen y seguirán por mucho tiempo más; pero hay algo que es indiscutible, y eso es que desde 1999, marzo se ganó un apodo que ni siquiera la frágil memoria de nuestra sociedad podrá quitarle jamás. «Marzo Paraguayo».

El Mariscal visto por sus contemporáneos

El ex Presidente y Mariscal Francisco Solano López, a pesar de contar con una importante cantidad de detractores y de un número aún mayor de personas que saben poco o nada sobre él, sin dudas ocupa un lugar privilegiado en la opinión pública, siendo considerado por el Estado paraguayo como máximo héroe del Paraguay. Consideración compartida por gran parte de la población paraguaya.

Visto como mártir y defensor de la república ante la invasión de los ejércitos combinados de Argentina, Brasil y Uruguay en la Guerra de la Triple Alianza, y como máximo exponente de la nacionalidad paraguaya, hoy sus presuntos restos (no existe plena confirmación de que sean suyos) ocupan el centro del Panteón Nacional de los Héroes. Avenidas, calles, escuelas y plazas a lo largo y ancho del país llevan su nombre, y no es una mera coincidencia que el Día de los Héroes, feriado nacional, coincida con el aniversario de su muerte en Cerro Corá. Así son las cosas hoy, ¿pero fue siempre así? ¿Ha sido esta la imagen que han tenido de Francisco Solano López quienes vivieron en su época? Esta es la pregunta que exploraremos a continuación.

Las encuestas, el mejor instrumento para medir la popularidad de una figura pública o de una opinión, no existieron en esos años. Pero aún así contamos con varios elementos a nuestra disposición, para tratar de esclarecer qué pensaban los paraguayos sobre el presidente que lideró al país durante la gran guerra. Uno de estos elementos son los testimonios dejados para la posteridad por quienes vivieron la guerra.

George Thompson, ingeniero que sirvió en el ejército paraguayo y llegó al grado de coronel durante el conflicto, escribió sus memorias sobre este terrible episodio histórico, y en ellas hace numerosos comentarios sobre López. En las páginas de su obra, si bien no tiene problema con asignarle a López ciertas cualidades, como una excelente oratoria y el conocimiento de varios idiomas, transmite una serie de opiniones muy desfavorables con respecto a él. Ya al inicio de su testimonio dice: «Aunque hablaré con el mayor horror y aversión del déspota [López], que ha sacrificado a sus conciudadanos con el sólo objeto de satisfacer su egoísmo y ambición personal, profeso a los paraguayos los sentimientos más amistosos…».

La calificación de déspota o tirano para Francisco Solano, tan utilizada por sus enemigos, son repetidas más de una vez por Thompson a lo largo de sus comentarios. También acusaba al presidente de abusar de su poder para aumentar su propia fortuna, de ser extremadamente desconfiado, cometer muchas injusticias y también numerosos errores militares, entre tantas otras críticas que hacen de este sobreviviente, uno de los principales críticos del Mariscal López.

Pero Thompson, si bien sirvió al Paraguay, hablaba guaraní, profesaba simpatía hacia los paraguayos, se casó con una paraguaya, e incluso tuvo hijos paraguayos y decidió quedarse en Paraguay, muriendo finalmente en el país, no era paraguayo, era inglés. Por lo tanto, su opinión de extranjero puede suscitar dudas con respecto a si su opinión podría tomarse como representativa de los paraguayos.

Revisemos entonces la opinión de paraguayos que vivieron la guerra. Un caso llamativo lo constituye el de Juan Bautista Delvalle. Delvalle fue uno de los jóvenes becados por el gobierno para estudiar en Europa, estudió en París. Estando allí abandonó sus estudios para regresar a Paraguay y sumarse a la defensa nacional. Ascendió rápidamente en el ejército y siguió al Mariscal en su retirada hacia el norte del país. Había quedado algo más atrás y tenía órdenes de López de sumarse a él en Cerro Corá.

El 25 de febrero de 1870, tan solo unos días antes del fin de la guerra, decide escribirle a López anunciándole que no iba a obedecer esa orden, le aseguraba que ni él ni sus hombres jamás se pondrían al servicio del enemigo, pero lo abandonarían a él. En la carta enviada a López, argumentan que la guerra ya no tiene sentido y que prolongarla solo serviría para provocar más muertes paraguayas, para «el duro aniquilamiento de nuestra nación, bajo el yugo de una voluntad arbitraria y caprichosa». La voluntad del presidente era «arbitraria y caprichosa» y no valía la pena seguirlo en su retirada hacia Cerro Corá, esa era la opinión Delvalle, y no era solamente la suya. También compartían esa postura los coroneles que lo acompañaban, Gabriel Sosa y José Romero. De hecho, todos sus hombres estuvieron de acuerdo, con la sola excepción de un sargento. Y en los últimos meses de retirada hacia el norte, si bien no le escribieron cartas al mariscal para explicarle sus razones, hubo una enorme cantidad de hombres que desertaron del ejército.

Pero Delvalle y sus compañeros, como mencionamos, no llegaron hasta Cerro Corá. Quienes si llegaron, ¿tendrían una opinión diferente? El Coronel Juan Crisóstomo Centurión fue el hombre que dirigió la breve última resistencia, ante el avance del ejército imperial del Brasil ese célebre 1° de marzo de 1870. Fue herido por una bala que le atravesó la boca y casi le arrancó la lengua por completo. Cayó prisionero, sobrevivió a la guerra y muchos años después escribiría las memorias más completas escritas por un veterano paraguayo de aquella guerra. En ellas, Centurión critica a López por una serie de decisiones que a su criterio consideraba fueron severos errores militares, y otras que significaron tremendas injusticias. Por ejemplo, al referirse al fusilamiento del Coronel Mongelós ordenado por López, aún sabiendo que era inocente de la conspiración descubierta (se lo condenó solo por no haber descubierto la conspiración), dice Centurión: «Fue un acto cruel y barbárico».

También reprocha a López la ruptura de las negociaciones de paz que se habían iniciado en 1867 con la mediación de un diplomático inglés. «No es, por cierto, el primer caso en la historia que el capricho y el orgullo de un mandatario absoluto, hayan sido causa de la destrucción de una nación», dijo este coronel paraguayo sobre el caso. También menciona un caso en el que se le preguntó al Mariscal López por qué no había promulgado una constitución para el país, habiendo éste dado la excusa de que otros países tenían constituciones que eran muy bellas en el papel pero que en la práctica no les servían a sus países. Centurión declaró: «es la excusa de todos los tiranos».

Otra queja expresada por Juan Crisóstomo Centurión tiene que ver con la venta de tierras públicas de gigantesca extensión a Madame Lynch (más de 200.000 km2,  equivalente a la mitad del actual territorio paraguayo), a un precio regalado. Centurión no solamente opinó sobre el tema, sino que después de la guerra, siendo Fiscal General del Estado, se opuso a que Madame Lynch recuperase esas tierras (Lynch y luego sus hijos las reclamarían durante décadas, nunca las recuperaron).

Centurión dijo mucho más sobre López, pero pasemos al testimonio de otro sobreviviente que también estuvo en Cerro Corá, Fidel Maíz. Maíz había sido uno de los sacerdotes más destacados del Paraguay de esos años, antes de la guerra había caído preso tras oponerse en 1862 a la elección del Presidente Mariscal -aunque en ese entonces todavía no era mariscal- como sucesor de su padre, Carlos Antonio López. Fue liberado tras la victoria de Curupayty, desde entonces se convirtió en colaborador del Mariscal. Fue uno de los fiscales que tuvieron parte en los famosos tribunales de San Fernando, donde cientos de personas fueron ejecutadas,  y le dedicaría halagos pomposos casi constantemente.

Pero apenas terminada la guerra, declararía varias veces a lo largo de los años que la conspiración que fue castigada en San Fernando ni siquiera existió, que fue asesinada gente inocente y que el rol que él mismo desempeñó en esos juicios fue contrario a su propia conciencia, y que participó obligado, solamente por temor a perder también él la vida en caso de negarse. Aquí algunas expresiones vertidas por el sacerdote Fidel Maíz sobre quien fuera el líder supremo paraguayo durante el conflicto:

  • «Déspota cruel»
  • «… aquel vampiro, después de haber chupado gota a gota la sangre que a torrentes hizo verter en esta tierra…»
  • «¡Maldición a su execrable memoria!»
  • «El General López inauguró su gobierno llenando los calabozos»
  • «… las crueldades de aquel hombre no necesitaba de ajena sugestión»

Sin embargo, debe tenerse presente que Fidel Maíz se mostró como un hombre bastante contradictorio, y dispuesto a modificar sus posturas dependiendo de las circunstancias. En una carta enviada en 1908 a Enrique Solano López, hijo de Francisco Solano López, le dijo: «Igual impresión me conmueve siempre, toda vez que recuerdo que el Mariscal supo cumplir su protesta de mantener firme en sus manos la bandera de la patria».

Ignacio Ibarra también formó parte de los restos del ejército paraguayo que había llegado hasta el lugar del último combate de la Guerra Grande. Fue uno de los últimos paraguayos en ver al Mariscal López con vida. Sobrevivió a la tragedia y fundó en la postguerra un periódico, «La Democracia», donde publicó el 1° de marzo de 1885, aniversario número 15 de Cerro Corá, un texto en el que relataba lo sucedido en el último día de la guerra.

«Quince años atrás, el 1° de marzo de 1870, tenía lugar el último hecho de armas que abrió la tumba al déspota y al mismo tiempo coincidía con la muerte del despotismo», escribió Ibarra. Haría también esta descripción de quien había sido su jefe años atrás: «… él ha sido un gran tirano, tirano cruel y bárbaro hasta la última acepción de la palabra, que no ha respetado nada, nada, absolutamente nada, ni los mismos vínculos de la familia».

Bernardino Caballero no estuvo en Cerro Corá cuando llegaron las tropas enemigas (había sido enviado por López más al norte para buscar ganado); pero sí estuvo en las filas del ejército durante toda la guerra, teniendo en ella una destacada actuación. Luego de la guerra, Caballero se rebelaría contra el gobierno, y lanzó a sus tropas un manifiesto en el que, entre otras cosas, trataba de tiranos al Dr. Francia, a Carlos Antonio López y a Francisco Solano López. A Francisco Solano no solo lo trataba de tirano, también le echaba toda la culpa por el desastre de la guerra. Ese manifiesto no solamente es interesante, por hablarnos de la postura de Caballero con respecto a Solano, es por sobre todo interesante por ser este un manifiesto que fue leído a sus tropas en medio de una revolución. Los manifiestos se lanzan para entusiasmar a los soldados, y si López gozaba de gran popularidad entre los sobrevivientes de la guerra, ¿tenía sentido tratar de entusiasmar a las tropas hablando mal de alguien a quien consideraban un héroe?

Siguiendo con Caballero, hay otro dato que se conserva mediante su testimonio. Según le dijo Caballero al Dr. Estanislao Zevallos, muchos años después de terminada la guerra, durante el transcurso de la misma, luego de que López mandáse a su propia madre a ser torturada, tuvo lugar con el General Roa este diálogo:

Roa: ¡Ahora sí que nos llevan todos los diablos, carajo!

Caballero: ¿Por qué?

Roa: ¿Qué no sabe lo que pasa, compañero?

Caballero: ¡Nada sé!

Roa: No embrome, amigo, ¿cómo no ha de saber?

Caballero: ¡Nada sé! [en realidad Caballero ya lo sabía, un sargento bajo sus órdenes fue testigo y le había pasado el chisme]

Roa: Pues López, este hijo de una gran puta, acaba de mandar a Aveiro que le tome declaración a la madre y le ha hecho dar cincuenta azotes. El que manda castigar a la madre es capaz de hacernos fusilar a todos.

Otro hecho que nos da una idea del ambiente de la época tuvo lugar en 1887, durante la fundación del Partido Colorado. En el acto de fundación, José Segundo Decoud, uno de los referentes más importantes del partido, pronunció un discurso en el cual manifestó:

«Estamos aquí congregados al cabo de diez y siete años de nuestra regeneración política tan penosamente alcanzada y en la que hubo de abatirse a un despotismo terrible». Decoud había dicho públicamente, frente a todos sus correligionarios, que el gobierno de López fue un «despotismo terrible», y que su caída representaba la «regeneración política» del país. Todos aplaudieron, nadie puso alguna objeción, y el partido gobernaría el país hasta 1904. Cuando se dio fin a la hegemonía colorada en 1904 y los liberales tomaron el poder, no tuvo relación alguna con la postura crítica de los colorados hacia López, es más, los liberales también mantenían una actitud similar con respecto a su imagen histórica.

Decoud, Thompson, Delvalle, Caballero, Centurión, Roa, Maíz, Ibarra, los fundadores de los partidos tradicionales y tantos otros, nos dan alguna idea de cómo se recordaba a López tras las primeras décadas luego de su muerte. Pero finalmente, uno de los puntos más sugestivos con relación a la posición de López en la visión del pueblo paraguayo que sobrevivió a la guerra, no reside en los comentarios de tal o cual veterano, sino en la tolerancia que se tuvo al título de traidor que se puso sobre Solano López durante muchísimos años.

En 1869 el gobierno paraguayo declara traidor a la patria a López y confisca todos sus bienes. Esto no es extraño ni tampoco refleja de por sí el ánimo del pueblo en general, pues ese era un gobierno títere impuesto por los vencedores de la guerra, y los ejércitos aliados estaban ocupando Asunción y otros puntos del país. Eso fue obra de los triple aliados, y habría sido sumamente difícil oponerse a alguna disposición de estos mientras sus tropas estaban en el país. Además, los gobiernos de turno tenían que tener cuidado de no molestar mucho a los países vecinos, pues era común que ante la menor molestia, los aliados apoyasen el derrocamiento de un presidente que dejaba de simpatizarles. Reivindicar la figura del máximo enemigo de la Triple Alianza, durante plena ocupación militar de sus fuerzas, claramente habría sido una provocación.

Pero los aliados se marcharon del país unos años después de finalizada la guerra. ¿Se aprovechó la ocasión para rehabilitar la figura del Mariscal López? No. ¿Cuándo se anula el decreto de 1869 que lo declaró traidor? ¡En 1936! Es decir, tuvieron que pasar nada más y nada menos que 67 años para que de ser considerado oficialmente un traidor, se elevara su figura a la categoría de héroe nacional. ¡67 años!

Si hoy en día, en la India el gobierno declarase traidor a la patria a Mahatma Gandhi, ¿cuánto tiempo podría mantenerse vigente ese decreto? Si en Estados Unidos se declarase traidor a la patria a Abraham Lincoln, o en Argentina se hiciese lo mismo con José de San Martín, ¿cuánto tiempo pasaría antes de que estas figuras volvieran a ser declaradas oficialmente como héroes nacionales? No parece poco razonable suponer que medidas como esas sean imposibles de sostener en esos países por mucho más que un par de días o como mucho un par de semanas, porque los pueblos de esos países, que tienen en altísima consideración y estima el recuerdo de esos hombres, a los que consideran héroes, no tolerarían semejante actitud de parte de sus gobiernos, mucho menos durante un larguísimo período de 67 años.

Si bien el Mariscal Francisco Solano López siempre tuvo su cuota de admiradores y detractores, y este tema aún presenta la posibilidad de ser explorado con mayor profundidad y detenimiento, los datos aquí repasados, junto con otros que no se agregan aquí para no extender demasiado una lectura que pretende ser breve, nos sugieren con fuerza que la figura más celebrada y reivindicada en el Día de los Héroes, no gozaba de mucha popularidad y admiración entre los miembros de la generación que sobrevivió a los horrores de la guerra, sino más bien lo contrario. La admiración pública y el tratamiento de héroe, sería un rasgo nacional que aparecería mucho después, en las generaciones que se empaparon en la más feroz de nuestras guerras mediante poemas, canciones y discursos patrióticos, y no mediante el torrente de sangre que emanó de ella.

Adiós Cartes

Cinco años al fin han pasado, y el gobierno de Horacio ya se ha acabado. Ocasión inmejorable para recorrer el prontuario historial del que hasta hace tan poco fuera nuestro jefe de estado, y dedicarle un adiós.

Adiós al presidente responsable de la quema del Parlamento. Horacio Manuel Cartes  Jara produjo una situación extremadamente tensa, cuando traicionando sus propias promesas, buscó la reelección forzando una enmienda constitucional ilegal, «a lo kachia’i», atropellando la institucionalidad de la Cámara de Senadores. Pero no fue responsable del incendio de la sede de un poder del Estado solo por provocar el conflicto que llevaría a ello, no, hizo mucho más que eso. Cartes permitió, intencionalmente, que los manifestantes entren al edificio del Congreso.

La Policía Nacional está muy bien preparada para operar en esa plaza y defender el Congreso, lo ha hecho en innumerables ocasiones y ante multitudes mucho mayores que el reducido número de manifestantes que allí se congregó en marzo de 2017, y con la única excepción del extraordinario Marzo Paraguayo de 1999, nunca fue superada. Uno puede buscar en las innumerables filmaciones y fotografías de ese día, tanto de canales de televisión, periódicos y ciudadanos de a pie con celulares en mano, el momento en el que la policía fue vencida por los manifestantes. Esa búsqueda está destinada al fracaso, porque ese momento no existió. La policía, que tuvo la situación bajo control en todo momento, se retiró del lugar por orden superior, dio tiempo para que se generen destrozos y desalojó a los manifestantes con facilidad una vez que volvió al lugar. Si Cartes pudo evitar que se queme el Congreso, pero permitió que esto suceda para después cubrir sus propias faltas, desviando la atención con el discurso repetitivo de «miren lo vandálica y criminal que es la oposición, quemó el Congreso», pues entonces Horacio Cartes es tan responsable de la quema del edificio, como si él mismo hubiera encendido la llama.

Adiós al presidente que asaltó la sede del principal partido de oposición y mató a uno de sus jóvenes militantes. Si Horacio Cartes fue inocente en este triste y sangriento episodio, ¿por qué se esmeró tanto en embarrar el esclarecimiento de la verdad? ¿Por qué trataron de proteger a Paredes Palma, el comisario que dirigió el operativo? ¿Por qué la fiscalía, al mando de un Fiscal General subordinado a Cartes, se negó a algo tan razonable y necesario, como solicitar los extractos de llamadas que podían ayudar a esclarecer el caso? ¿Por qué tantas versiones contradictorias de parte del gobierno? Sencillo: porque la Policía Nacional no atropella la sede de uno de los partidos más grandes de la república, sin tener la aprobación del jefe supremo del gobierno, y porque inocencia es la palabra menos adecuada para unirse al nombre de Cartes, cuando se habla de este caso.

Adiós al responsable de la represión más extensa y arbitraria que se haya visto en Asunción en muchísimo tiempo. La policía persiguió con saña, no solo a los manifestantes del 31M, sino a cualquier persona que se encontraba esa noche en las calles del centro histórico asunceno. Cientos de detenidos amontonados en la Agrupación Especializada, un muerto, un diputado con el rostro desfigurado y un joven que vivía en las cercanías con un ojo mutilado por un proyectil de goma, fueron el terrible saldo de la brutalidad policial. También hubo una represión violenta en Ciudad del Este. Semejante violencia y prepotencia de la policía, a esa escala, no sería posible sin la aprobación de su jefe.

¿Se imaginan lo que habría pasado, si durante el gobierno de Lugo la policía dejaba que se incendie el Congreso, luego mataban a un joven colorado dentro de la Junta de Gobierno, y encima el gobierno mentía para tratar de cubrir su responsabilidad? El escándalo alcanzaría proporciones astronómicas y el presidente probablemente habría sido destituido, como máximo en cuestión de días, quizás incluso terminaría preso. Horacio la sacó relativamente barata.

Adiós al candidato que prometió transparencia, para luego convertirse en un presidente al servicio de la impunidad y la corrupción. Es increíble que tanta gente haya comprado el discurso de la transparencia, como también es increíble que aún hoy, si bien la mayoría ya no cree en esto, quedan todavía muchos que sí. Si por transparencia y lucha contra la corrupción, entendemos exponer la mala conducta de servidores públicos y darle su debida sanción, pues entonces, esto no se le puede atribuir al presidente que usó su control sobre la Cámara de Diputados para proteger al clan de Zacarías Irún, evitando la intervención de una Municipalidad de Ciudad del Este que reboza con denuncias de irregularidades. Ni tampoco al líder de un movimiento que puso en sus listas parlamentarias a oscuros personajes, tales como González Daher, Víctor Bogado, Perla de Vázquez, Zacarías Irún, entre otras joyitas de la putrefacta fauna política tradicional.

Cartes

Apoyar a González Daher y después jactarte de legar transparencia. Solo Horacio «Cara de Cemento» Cartes.

 

HC sí contribuyó a dar alguno que otro golpe a algunos bandidos, pero estos no fueron los golpes de un auténtico reformador del Estado, fueron los golpes de un bandido que golpea a otros bandidos para sacar algún provecho. Los golpes de un bandido que saca la torta a quienes se la repartían antes, para tragársela él mismo con sus aliados, como lo muestra la gran cantidad de contratos y concesiones que se otorgaron a empresas vinculadas a su Ministro de Obras Públicas, Jiménez Gaona, a otros socios suyos, e incluso empresas de él mismo.

Un caso muy ilustrativo es el de «UNA no te calles». Muchos no sabrán esto, pero inicialmente Cartes se posicionó, discretamente, a favor del estallido universitario. Sus medios dieron destaque al proceso y se mostraron hostiles hacia el Rector Froilán Peralta, la policía no intervino. Cuando la célebre funcionaria «come papeles» fue detenida por estudiantes que la encontraron secuestrando documentos, el primer fiscal (o era una fiscala, no recuerdo) que llegó al campus, trató de ayudar a la funcionaria, hasta que llegó un fiscal enviado por orden del presidente que se puso duro con la misma. Incluso varias personas me han mencionado una llamada que realizó el presidente a un ex estudiante que se estaba manifestando, alentándolo a seguir adelante y diciéndole «la presidencia está con ustedes».

¿Útil? Sí. Una muestra de lo que podía hacer Cartes con su inmenso poder, cuando se lo proponía. Lamentablemente, este tipo de cosas no eran una política coherente y constante, se daba solo esporádicamente, dependiendo de la coyuntura. En este caso en particular, el ex presidente se sintió motivado por un conflicto con el senador Calé Galaverna que se estaba intensificando, y decidió aprovechar la situación para apoyar un golpe en la UNA, institución en la que Galaverna tenía posados sus tentáculos, a través de su victorioso candidato a rector, Froilán Peralta. Si ese ímpetu para golpear a corruptos fuese un principio aplicado con constancia, y no un arma a sacar solo en duelos con adversarios ocasionales, probablemente se habrían sanado las infecciones estatales como nunca antes, pero no fue así.

Digámosle adiós a quien dijo: «Usen y abusen del Paraguay». Y luego convirtió la frase en política de Estado, al negociar con Argentina con respecto a Yacyretá. Hay muchos puntos que revisar cuando se trata de Yacyretá, en homenaje a la brevedad, aquí consideremos solo el siguiente. El gobierno saliente reconoció una deuda de casi 4 mil millones de dólares, sin contar con documentos que respalden la deuda, asume simplemente con los ojos cerrados, como un acto de fe, que Argentina pide la cifra correcta.

Suponga que usted y un vecino son dueños de un terreno baldío que está frente a su casa. A ambos les parece buena idea construir un edificio de departamentos, su vecino está apurado porque tiene muchos más hijos y necesita espacios nuevos para alojarlos, así que promete poner él la plata, con la condición de que se le devuelva su aporte con la plata del alquiler. Hasta allí todo bien, hasta que su vecino, ya muchos años después de construido el edificio, sigue cobrando la devolución de sus aportes y dice que aún se le debe un millón de dólares, pero lo dice así nomás al aire, en una ronda de tereré.

¿Cómo saber si realmente se le debe toda esa plata al vecino? Quizás se le deba eso, quizás se le deba solo la mitad, o quizás ya se le haya pagado todo lo que se le debía. Usted le dirá al vecino que primero justifique el monto, que presente facturas, que muestre cuánto cobró el arquitecto, cuánto se gastó en ladrillos, cemento, etc. Será algo razonable, porque quizás su vecino se esté haciendo del vivo, o quizás no, y la única manera de estar seguros sobre el tema es revisando esos números. «Nadie es tan tonto como para aceptar estas cosas sin asegurarse», pensará usted. Y usted estará equivocado/a, porque ese terreno se llama río Paraná, ese edificio se llama Entidad Binacional Yacyretá, ese vecino se llama Argentina, y el tonto que reconoce deudas sin documentos, existe y se llama Horacio Cartes. O quizás se hace el tonto, quién sabe.

Entonces la pregunta que deriva de esto es: ¿por qué aceptó el gobierno algo que cualquier vecino con sentido común, no le aceptaría ni a su vecino con el que juega fútbol todos los domingos?

Adiós a uno de los principales responsables, de la broma de mal gusto en la que se convirtió el proceso judicial del caso Curuguaty. Hubo campesinos y campesinas a quienes se les arrebató su libertad sin pruebas. Se usaron como «pruebas», cosas como un cuaderno con nombres que no se presentó en el juicio, porque según la parte acusadora el cuaderno se cayó en un arroyo, un arma que se demostró que había estado en otro lugar el día de la masacre, monedas, kepis, y un montón de otros objetos que nada aportan. El propio fiscal Jalil Rachid, quien tomó las riendas al inicio del caso, dijo que «no se puede determinar quién mató a quién».

Entonces, si no se puede decir «Fulano mató a Mengano», ¿cómo se puede en un tribunal sentenciar a prisión a Fulano por matar a Mengano? Para tratar de resolver esto (pero sin resolverlo en realidad), el fiscal llegó a imputar por intento de homicidio a varios campesinos, cometiendo el absurdo de acusar de INTENTAR MATAR a personas que fueron asesinadas con éxito. Desde el cartismo se pretendió instalar que esto era pura paranoia conspiraticia, y «cosa de zurdos», a pesar de que las críticas al proceso provinieron de sectores muy diversos, desde Naciones Unidas y gobiernos extranjeros, hasta Juan Ernesto Villamayor, el nuevo Ministro del Interior nombrado por Mario Abdo Benítez, y quien sobre el caso dijo en su momento que «la sentencia previa, es una cucaracha». Cartes promovió todo ese circo, y lo sigue haciendo en alguna medida a través de la Fiscal General Sandra Quiñónez, porque le pareció conveniente a sus propios intereses. Esto se hizo aún más evidente cuando premió el pésimo trabajo de Jalil Rachid, nombrándolo como Viceministro de Seguridad Interna.

La contaminación política del caso Curuguaty, a la que contribuyó Cartes (y otros más), no solo perjudicó a los campesinos, también perjudicó a las familias de los policías que murieron, y que hoy no encuentran justicia.

Le diremos adiós al hombre responsable de las que tal vez, sean las mayores operaciones en la historia del contrabando paraguayo. Sus defensores y chupamedias de siempre, nos dicen que en realidad él no tiene nada que ver en el asunto, que los cigarrillos son producidos por su empresa, pero que el contrabando lo hacen otros. «Si alguien contrabandea botellas de Coca Cola, el responsable es el que lleva las botellas, no la Coca Cola Company», algo así sería el argumento de la defensa.

La diferencia sustancial está en que, la Coca Cola es un producto famoso y deseado en todo el mundo, por tener una larguísima trayectoria y haber invertido sumas fastuosas en campañas publicitarias. Pero, ¿cuánta gente conoce las marcas de cigarrillo «Rodeo» y «Eight»? Si marcas de morondanga, en las que no se invierte en publicidad, virtualmente desconocidas mundialmente, se convierten en incesantes cargamentos de contrabando que fluyen en multitud de países, de punta a punta del continente americano, es porque claramente quienes producen estas marcas de cigarrillo han construido una red de contactos con contrabandistas y han promovido su distribución de esta manera. El cartismo ni siquiera se esfuerza mucho en disimular la culpabilidad del patrón, muestra de ello es que cuando se quiso aprobar la «Ley de transparencia de la cadena de suministro de tabaco», para combatir el contrabando de cigarrillos, los parlamentarios cartistas sabotearon el proyecto.

Adiós a uno de los presidentes con antecedentes más sospechosos de las últimas décadas. En una estancia de Cartes, se incautó en marzo del año 2000, unos 343 kilos de marihuana y 20 kilos de cocaína. El hombre estuvo involucrado en un caso en el que se engañaba al Estado para comprarle dólares a precio preferencial, y revender los billetes a un precio mayor en el mercado monetario, caso por el cual estuvo prófugo y llegó a pasar una breve temporada en Tacumbú. Su «hermano del alma» (como lo llamó él mismo), Darío Messer, quien tiene un vínculo muy estrecho con el ex presidente, está prófugo por haber sido acusado de ser uno de los principales organizadores del lavado de dinero del «Lava Jato». Antecedentes que serían sumamente escandalosos en otras partes del mundo, y que aquí fueron digeridos con bastante tranquilidad.

Tampoco deja de ser sospechosa la reacción de Cartes, luego de la muerte del capo mafioso Jorge Rafaat en Pedro Juan Caballero. Inmediatamente dispuso el traslado de Jarvis Pavaõ a la Agrupación Especializada, al parecer muy nervioso, pues llegó a desacatar una orden judicial y a echar a su Ministra de Justicia para realizar el traslado. La excusa fue que descubrieron que Pavaõ tenía una celda VIP en Tacumbú, una excusa absurda, pues la existencia de celdas VIP fue siempre el secreto peor guardado, y el mismo Cartes sabía que éstas existían porque… él había estado en una en 1989.

Adiós a un hombre que careciendo de todo respeto por la institucionalidad y de empatía hacia las necesidades de su pueblo, llegó a amenazar con represalias a diferentes ciudades que cometieran la osadía de elegir a intendentes que no sean colorados. Primero lo hizo con Asunción, diciendo que si Mario Ferreiro ganaba las elecciones, no le atendería ni el teléfono. Llegó a hacer lo mismo en Isla Pucú, donde dijo que convenía elegir a un intendente colorado porque «el Ejecutivo escucha muy pocos pedidos cuando el intendente no es colorado». Horacio es de esos que creen que la cosa pública le pertenece a la autoridad del momento, que asignar recursos públicos en beneficio de una persona o comunidad, es un favor personal del líder, favor que tiene que pagarse con ciega y fanática lealtad. Horacio no tiene idea de lo que es una república, fantasea con ser rey, que el patrimonio público sea solo suyo, que la lealtad al Estado sea sustituida por lealtad a su persona, que las normas sean sustituidas por sus caprichos. Su fantasía atenta contra el ideal, todavía lejano pero anhelado por tantos, de que en Paraguay, la única reina sea la ley.

Adiós a un líder bruto, vulgar y lleno de odio, que puso en evidencia la sequía intelectual y moral que lo marchita, con frases lamentables como:

  • «Y qué queres que haga con el muerto?»
  • «Me voy a pegar un tiro en las bolas» (si su hijo fuese gay)
  • «Usen y abusen del Paraguay»
  • «Qué tenés con Alfredo Stroessner? Te sacó la novia?»
  • «Hay varios modelos de yacarés que tenemos»
  •  «Balines de goma!»

 

Adiós, adiós, adiós, Horacio, adiós. Triste es tu legado para la historia. En cien años -y probablemente mucho antes-, nadie recordará que construiste un viaducto o alguna nueva avenida, se te recordará solamente por haber sido aquel presidente al que se le quemó el Congreso, y cuya policía mató al mártir Rodrigo Quintana dentro del local del PLRA.

Nos despedimos con la aclaratoria de que esto no es un hasta pronto, es un adiós. Ya no vuelvas a requerir la atención pública, a no ser que como triunfo de la justicia terrenal, sea para presentar tu declaración ante un juez.

¿Qué libros leer en 2018?

La gente lee poco. El estadounidense promedio, según datos del Pew Research Center, lee solamente 4 libros al año. Y hablamos de un promedio general, lo cual quiere decir que no todos llegan a esa cifra. Según el mismo centro de estudios, 1 de cada 4 estadounidenses adultos no leyó ni un solo libro en el último año. Para España, la cifra de personas que no leyeron un solo libro en el último año es de casi 40%, según un artículo de Muy Interesante.

Si el paraguayo promedio leyera la misma cantidad de libros que el estadounidense promedio (lo cual parece improbable), y considerando que la esperanza de vida en Paraguay anda alrededor de los 74 años, leería en toda su vida aproximadamente 296 libros (un poco menos, teniendo en cuenta que no leemos libros en los primeros años de nuestras vidas). Esto contrasta notablemente con la cantidad de libros disponibles, ya que en 2015 se publicaron más de 197 mil títulos, y esto solo en Iberoamérica, que a su vez representa una porción muy pequeña de la torta global de libros.

Resumiendo la idea: la cantidad de libros disponibles es inmensa y la cantidad de libros que vamos a leer a lo largo de nuestras vidas es escasa. En la última semana se publicaron más libros de los que cualquier ser humano podría llegar a leer. Así que tenemos que ser selectivos, y saber elegir a qué libros dedicarles nuestros billetes y nuestro tiempo, está entre las cosas más importantes de la vida, porque a final de cuentas, en gran medida, somos lo que leemos, como diría Borges.

Así que sin más preludio, este es mi humilde aporte para seleccionar libros que valen la pena. A continuación, sugiero 7 libros para leer en este año que comienza, y defiendo por qué:

 

Los ángeles que llevamos dentro – Steven Pinker

BETTER ANGELS

Empiezo la lista por el que considero el más recomendable de todos. Bill Gates se refirió a este libro diciendo: «Uno de los libros más importantes que leí, no solo este año, sino siempre». Después de haberlo leído, creo que puedo decir lo mismo que Bill Gates.

Este libro combate una creencia muy extendida, que tal vez también sea tuya: que el mundo es cada vez más violento. Según Steven Pinker, es todo lo contrario.

Es bastante frecuente que se idealice el pasado primitivo del hombre, cuando todos corrían en pelotas en el bosque y vivían en paz y en armonía, y que se desprecie el presente, lleno de guerras, violencia y decadencia. Pero Pinker señala que en el siglo XX, las guerras, incluyendo las dos grandes y terribles guerras mundiales, mataron a alrededor del 0,7% de la población total de ese siglo. Lo cual contrasta bastante con las sociedades de cazadores-recolectores, como muestra el ejemplo de un grupo de 8 de estas sociedades en América, Filipinas y Australia, que tenía un promedio de muertes por guerras del 14% (ese es el promedio, pero algunas llegaban al 30%). En las sociedades indígenas en general, era mucho más probable sufrir una muerte violenta que en cualquier sociedad moderna.

Algunos datos interesantes seleccionados aleatoriamente de este texto:

  • Entre los siglos XIV y XV, un 26% de los varones de la aristocracia murieron por causas violentas. El porcentaje hoy es casi 0.
  • Entre los siglos XV y XVII, en promedio empezaban 3 guerras nuevas en Europa al año.
  • Los atentados terroristas son horribles y causan mucha destrucción, pero están sobredimensionados ante la opinión pública. Con las excepciones de 1995 y 2001, en Estados Unidos todos los años murieron más personas por picaduras de abejas, rayos, alergias y venados (sí, venados), que por ataques terroristas.
  • El terrorismo puede llegar a provocar más muertes indirectas a través del miedo que muertes directas a través de ataques. Por ejemplo, después del 11 de septiembre de 2001, el miedo hizo que mucha gente deje de volar en avión en EE.UU., se estima que esto generó un aumento en accidentes terrestres que provocaron 1.500 muertes, es decir, por tener miedo de que secuestren el avión, murieron 6 veces más personas de las que murieron en los aviones el 11 de spetiembre.
  • La violencia es predominantemente masculina, y el matrimonio puede ser una gran fuerza pacificadora. El 99% de los terroristas suicidas palestinos son varones, el 86% de ellos son solteros. Por otro lado, la probabilidad de que un preso soltero vuelva a reincidir en el crimen una vez que salga de prisión, es inmensamente superior a que lo haga uno que está casado.
  • Entre los siglos XIV y XV, un 26% de los varones de la aristocracia murieron por causas violentas. El porcentaje hoy es casi 0.

La violencia en todas sus formas está disminuyendo, hay cada vez menos guerras, es cada vez más improbable morir por causa de la violencia, hay cada vez menos maltrato infantil y menos maltrato a los animales, hay cada vez más tolerancia hacia las minorías raciales y religiosas, cada vez menos asesinatos de parejas, etc., etc. Si bien todo esto puede parecer difícil de creer, Steven Pinker hace un gran trabajo demostrándolo.

Entonces, ¿por qué la mayoría cree que la violencia está cada vez peor? Porque somos conscientes de la violencia del presente o de tiempos no tan lejanos, y muy ignorantes con respecto a la violencia del pasado. Vemos imágenes de las últimas atrocidades de la guerra en Siria, de atentados terroristas y demás, pero no sabemos casi nada sobre la Rebelión de An Lushan o la Guerra de los Treinta Años, que figuran entre los episodios más sangrientos de la historia de la humanidad. Y también por mecanismos psicológicos que Steven Pinker explica bien.

Un libro tremendo.

 

Armas, gérmenes y acero – Jared Diamond

Armas, gérmenes...

¿Por qué algunos pueblos se desarrollaron más rápidamente que otros? ¿Por qué Europa conquistó América y no a la inversa? A estas cuestiones el estadounidense Jared Diamond le ha dedicado décadas de análisis y reflexión, tras las cuales ha encontrado una respuesta que puede resumirse en una palabra: geografía.

La respuesta puede parecer muy simple, pero la justificación que el autor le da a esta respuesta, es un tanto compleja y se desarrolla con bastante detalle a lo largo de poco menos de 600 páginas.

Diamond argumenta que entre el inmenso número de especies animales y vegetales, solo un puñado selecto era ideal para la domesticación (hasta hoy, solo una docena de especies representan alrededor del 80% del volumen mundial de cultivos), y solo algunas áreas privilegiadas contaban con estas especies. Son solamente 8 los cultivos considerados como los «fundadores de la civilización», todos ellos existieron alrededor del llamado Creciente Fértil (lo que hoy es Siria, Iraq, Irán, Israel, Egipto y Turquía), y esa región también contó desde temprano con animales domesticables importantes, por lo tanto las primeras civilizaciones surgieron allí.

Otro factor que se incorpora a la ecuación es el eje de los continentes. El eje de algunos continentes es de norte-sur (América), mientras que el de Eurasia es este-oeste. Esto jugó un papel clave, ya que en los continentes con eje norte-sur, la transmisión de conocimiento, de cultivos y de animales era mucho más lenta por las diferencias climáticas y las barreras geográficas, mientras que en la Eurasia que se extendía más de este a oeste, las barreras eran menores y el clima era menos desigual, lo que permitió que tanto en Francia como en China se usen el caballo y la rueda con una diferencia de tiempo relativamente corta, a pesar de estar a 13.000 kilómetros de distancia, mientras que los aztecas nunca pudieron tener los animales de carga de los incas (las llamas) y los incas nunca tuvieron la rueda que los aztecas sí conocían.

Esto a su vez provocó una ventaja biológica significativa, ya que al vivir una vida sedentaria, tener mayor población y estar en constante contacto con animales, las sociedades que contaban con cultivos y animales domesticables,  desarrollaron muchas epidemias. Esto fue una maldición a corto plazo, pero a largo plazo fue una bendición que dotó a sus descendientes con resistencia a una serie de enfermedades. En cambio, las sociedades que vivieron en los continentes con eje norte-sur y que no contaban con las mismas plantas y animales, no tuvieron ese contacto y desarrollaron menos resistencia. ¿El resultado? Los europeos contagiaron epidemias a los americanos que debilitaron mucho más que las armas a la resistencia indígena.

En síntesis, el haber vivido en un lugar y no en otro, provocó un efecto dominó a lo largo de milenios, que resultó en un importante desequilibrio entre el poder económico, tecnológico y militar de diferentes sociedades. Por supuesto que esto no explica bien las diferencias entre las sociedades del mundo moderno y globalizado, en donde la geografía tiene cada vez menos peso y los cultivos, enfermedades y conocimientos se esparcen rápidamente sobre todos los rincones del planeta; pero explica muy bien las diferencias de desarrollo durante los primeros milenios de civilización, hasta más o menos los años 1500’s.

De paso se aprende mucho sobre otras cuestiones, como la evolución de los cultivos, y en el libro se hace un análisis muy interesante sobre el desarrollo de nuevas tecnologías, en el que se resta importancia a los grandes genios y afirma que la tecnología tiene que ver más bien con un proceso largo de acumulación de condiciones materiales y culturales, y da ejemplos de héroes científicos que dejaron grandes aportes a la humanidad, pero que lo hicieron gracias a que sus predecesores ya hicieron algo parecido antes que ellos.

En Youtube existe un documental basado en este libro, aquí el link del primer episodio.

Obras completas de Rafael Barrett – Rafael Barrett

BARRETT

Barrett nació y se crió en España, pero repartió sus últimos años en Argentina, Uruguay y principalmente en Paraguay, donde se casó y tuvo un hijo. Sirvió de inspiración a muchos y el propio Roa Bastos lo identificó como una de sus grandes influencias literarias. Borges también expresó admiración hacia su obra.

Estando aquí, dedicó gran parte de sus escritos a denunciar la terrible situación de explotación a la que eran sometidos los mensú en los yerbales. Dijo sobre el mensú:

«Escudriñad bajo la selva: descubriréis un fardo que camina. Mirad bajo el fardo: descubriréis una criatura agobiada en que se van borrando los rasgos de su especie. Aquello no es ya un hombre; es todavía un peón yerbatero».

Y su filosa pluma lanzó ataques como este a las empresas yerbateras:

«Yo acuso de expoliadores, atormentadores de esclavos, y homicidas a los administradores de la Industrial Paraguaya y de las demás empresas yerbales. Yo maldigo su dinero manchado en sangre».

Pero no se limitó a denunciar la explotación, fijó su atención sobre una inmensa variedad de temas. Habló de política paraguaya, literatura, religión, ciencia, costumbres sociales, sucesos de la época, historia -le llamaba la atención lo obsesionados que estaban los paraguayos con su pasado, especialmente con la Guerra Grande-, y mucho más.

Hoy está de moda, por así decirlo, hablar sobre feminicidio. Barrett ya habló del tema hace más de 100 años, cuando escribió el artículo «Pasionales», en el que criticaba la frase «La mato porque la amo». Según Barrett, la frase correcta sería «La mato porque no la amo ya, porque nunca la amé». Y agregaba, entre otras cosas:

«He aquí lo cierto, y si el matador, analizándose, supiera eliminar el falso prejuicio del honor, las punzadoras de la vanidad, el afán de lo notorio y mil razonamientos parásitos que acompañan la explosión salvaje sin motivarla, descubriría en el convulsionado fondo de su conciencia esas larvas del tenebroso origen universal, que arrastran confundidos los gestos de la fecundiad y de la muerte».

Lamentablemente la tuberculosis se lo llevó a la tumba muy joven, a los 34 años. Fue a tratarse a Francia, donde escribió conmovedoras cartas a su esposa y a su hijito, llenas de amor y mezcladas con esperanza que se alternaba con la resignación al sufrimiento.

Sus cartas, diálogos, artículos periodísticos y textos varios, fueron recopilados en sus obras completas que se reparten en 3 volúmenes (al menos en la edición de «RP Ediciones» de 1988 que le expropié a papá). Por favor, lean a Rafael Barrett, no tiene desperdicios.


El hombre mediocre – José Ingenieros

Hombre mediocre

Este es un análisis que hizo el argentino José Ingenieros sobre los distintos tipos de personas, según su comportamiento. Dedica gran parte de la obra a describir al hombre mediocre, que según el autor es el hombre rutinario, conservador, que carece de ideas propias y se limita a imitar las costumbres e ideas de otros, el que se refugia en el rebaño, y es pobre en pasión. «El mediocre no tiene voz, sino eco».

La antítesis del hombre mediocre (siempre se habla del hombre, pero entiéndase que lo mismo es aplicable a la mujer), es el hombre con ideales. Aquel cuya pasión le provoca un incendio interior que lo empuja a perseguir un ideal, aunque la mayoría se le oponga y le cueste desaprobación social, porque en palabras de Ingenieros: «A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes; se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso».

Pero no es su descripción de la conducta humana lo que me lleva a recomendar este título. Por más de que José Ingenieros haya sido psicólogo y psiquiatra, además de un hombre brillante, publicó «El hombre mediocre» en 1913, en un tiempo en el que la comprensión de la mente humana y de las conductas que emanan de ella, era mucho más pobre de lo que es hoy en día. Habrá un montón de obras de psicología y sociología que aporten más al respecto que este libro.

Esta recomendación, se justifica más que nada en cuestiones estéticas, en su estilo. Aún si uno no está del todo de acuerdo con José Ingenieros, disfrutará recorriendo las páginas de su obra. El hombre tuvo una pluma privilegiada, la palabra escrita es a Ingenieros lo que la pelota es a Messi. Transmite párrafo a párrafo una pasión arrolladora que contagia. El lector constantemente se cruza con frases muy elocuentes que invitan a subrayarlas. Cito tres que llamaron mi atención, a modo de ejemplo:

 

  • «La popularidad tiene peligros. Cuando la multitud clava sus ojos por vez primera en un hombre y le aplaude, la lucha empieza: desgraciado quien se olvida de sí mismo para pensar solamente en los demás. Hay que poner más lejos la intención y la esperanza, resistiendo las tentaciones del aplauso inmediato; la gloria es más difícil, pero más digna».

  • «El que tiene conciencia de su mérito no se presta a inflar la vanidad del primer indigente que le sale al paso pretendiendo distraerle, obligándole a perder su tiempo; elige sus adversarios entre sus iguales, sus condignos. Los hombres superiores pueden inmortalizar con una palabra a sus lacayos o a sus sicarios. Hay que evitar esa palabra; de algunos criticastros sólo tenemos noticias porque algún genio los honró con su puntapié».

  • «El pudor de los hipócritas es la peluca de su calvicie moral».

 

Cuentos de amor, locura y muerte – Horacio Quiroga

QUIROGA

La lectura idealmente debería ser una empresa libre y no una imposición, que cada espíritu consuma las letras que sacien su apetito; pero si me fuera conferido el poder de imponer la lectura obligatoria de un conjunto de cuentos, probablemente me seduciría sancionar la «Ley de servicio de lectura de cuentos de Quiroga obligatorio».

Horacio Quiroga es para mí uno de los mejores narradores de historias que parió Sudamérica. No destaca tanto por grandes frases, sino por cómo va armando lentamente la tensión a lo largo del cuento, rematando siempre con un buen cierre. Y sus diálogos son una delicia.

Entre estos cuentos está uno de mis favoritos, «La meningitis y su sombra». Es la historia de un hombre que va relatando en primera persona, cómo un día lo llaman para acudir a la casa de María Elvira Funes, como una especie de favor terapéutico. A esta joven de 19 años le agarró meningitis, y en medio de los delirios que le provocaba la fiebre, se convence de que este personaje era su gran amor (cuando en realidad era prácticamente un desconocido), y su presencia la reconfortaba en medio de su enfermedad. El inconveniente se da cuando… bueno, evitemos los spoilers, lean el cuento.

Goiburú. La Odisea del insumiso – Alfredo Boccia Paz

Goiburú libro

 

El Dr. Agustín Goiburú fue miembro del célebre movimiento colorado MOPOCO, al que Stroessner tanto odió y persiguió. Su historia de vida es digna de ser retratada en una película o una serie.

Intentó matar a Stroessner con una bomba que falló, supuestamente por una falla en la pila del detonador (aunque existió la sospecha de que el que tenía que apretar el botón se acobardó). Quiso robar un avión de la Fuerza Aérea, para aparecer en un encuentro internacional en Montevideo y denunciar al régimen dictatorial con un golpe mediático de alto calibre, pero lo descubrieron y tuvo que abortar la operación. Fue al exilio en Posadas y allí fue secuestrado en aguas del río Paraná, mientras pescaba, y llevado a una comisaría en Asunción.

Logró hacer un escape espectacular a través de un túnel y tuvo la osadía de dejarle una nota a sus carceleros, en las que dedicaba duras palabras a la policía y aclaraba que los presos que quedaron en la comisaría, no tuvieron que ver con el escape. En Posadas tuvo varios incidentes más con agentes enviados por el dictador, por lo que se mudó a la ciudad de Paraná en Entre Ríos, para estar más lejos de las garras del tirano.

Lamentablemente la medida no le sirvió de mucho, con la cooperación de la dictadura recientemente instalada en Argentina, el régimen stronista logró secuestrarlo en 1977, tras lo cual desaparecería. Sus restos aún no han sido encontrados, pese a los inmensos esfuerzos de su hijo Rogelio Goiburú, quien ha logrado hallar e identificar los restos de varios desaparecidos, pero todavía no el de su padre.

Todavía no tenemos película, pero mientras tanto, esta obra del Dr. Alfredo «Mengo» Boccia es una herramienta genial para conocer esta historia. El libro está muy bien logrado, además de ser muy detallado y estar bien documentado, hace que la lectura sea entretenida, si cabe el término «entretenido» para una historia que ha provocado mucho dolor, o en palabras de Alcibiades González Delvalle, escritas en el prólogo:

«Como acontece con la buena literatura, se da la contradicción de que este libro cargado de penalidades se lee con deleite».

Free will – Sam Harris

Free Will

Este no existe en español, o al menos yo no lo encontré, pero si no tienen problema con el inglés o si alguna vez pueden conseguir el texto en español, no duden en zambullirse en sus breves pero fascinantes 66 páginas (sacando agradecimientos y bibliografía).

Sam Harris se lanza en búsqueda de la respuesta a una pregunta que el ser humano discute desde hace milenios: ¿existe el libre albedrío o somos producto del destino? Sam Harris está seguro de haber encontrado una respuesta, y esta se puede resumir en que efectivamente, somos hijos del destino.

Es un tema que ya se discutió mucho antes, pero como neurocientífico, Harris aporta una dosis de ciencia que por lo general está ausente en los clásicos debates de los filósofos.

Por ejemplo, cita experimentos científicos que consistían en hacer que personas elijan apretar un botón, y cuyo resultado fue el haber detectado la actividad cerebral relacionada con esa elección, ANTES de que el sujeto sea consciente de que iba a elegir tal botón en vez de aquel otro. Y dice con respecto a los resultados de uno de estos experimentos, que «la actividad de solamente 256 neuronas fue suficiente para predecir con un 80% de precisión la decisión de una persona de moverse 700 milisegundos antes de que la persona sea consciente de ello». Es decir, nuestro cerebro toma decisiones por nosotros antes de que nosotros seamos conscientes de esas decisiones.

Para reforzar esto, Harris nos desafía a probar lo siguiente. Probá quedarte quieto con los ojos cerrados y decidí no pensar, mantené tu mente en blanco. Te vas a dar cuenta de que a pesar de tu decisión de no pensar, vas a seguir pensando porque van a ir apareciendo pensamientos sin querer. Entonces, si vos decidiste dejar de pensar un rato, ¿por qué seguís pensando? Porque no sos vos el que elige, los pensamientos y las decisiones surgen de manera involuntaria en el inconsciente, y cuando emergen simplemente nos da la sensación ilusoria de que nosotros fabricamos esos pensamientos y decisiones a fuerza de voluntad.

En otras palabras, lo que nos dice el autor es que nosotros tenemos la capacidad de elegir lo que preferimos, pero no podemos elegir cuáles van a ser las cosas que preferimos. Por ejemplo (el ejemplo es mío), si tengo frente a mí helado de chocolate y helado de dulce de leche, probablemente elija el de dulce de leche porque ese sabor me gusta más. Pero yo en ningún momento me puse a pensar «voy a decidir que el helado de dulce de leche sea el que más me gusta, por tales y tales razones». No, simplemente me gustó desde el vamos. Lo mismo pasa con la orientación sexual, con el tipo de personas que nos atraen más que otras, y con básicamente todo lo demás. Entonces, elegimos las cosas que preferimos, pero no elegimos cuáles son las cosas que vamos a preferir, esa es una decisión que nuestro ADN y nuestro inconsciente toma por nosotros de antemano.

Esta es una idea que incomoda a mucha gente, la mayoría prefiere creer que uno es dueño de su destino y le desagrada pensar que está todo predeterminado por un eterno dominó cósmico de leyes naturales. «¿Para qué entonces me voy a preocupar y para qué voy a mirar al cruzar la calle, si está todo determinado?», suele ser una pregunta clásica. Pero esa pregunta realmente no tiene sentido, ya que si todo está determinado, estás leyendo este artículo como resultado inevitable del destino, y si existe el libre albedrío, igual estás leyendo este artículo, así que el resultado práctico es el mismo.

Sea cual sea la postura que asumas en este debate, el libro de Sam Harris definitivamente te va a resultar interesante y te va a empujar a pensar bastante.

 

Y vos, ¿qué libros recomendas?

Lo que piensa un viejo

El tiempo me habla, como habla con todos los que nos miramos al espejo, y vemos reflejadas canas donde hubo color, arrugas donde hubo piel suave, y cansancio donde fluyó vitalidad. El tiempo me habla, me dice que haga lo que se hace cuando es tan largo el pasado y tan corto el porvenir, me dice: «Vuelca la mirada hacia el ayer, y piensa, y piensa, y piensa…».

Yo escucho y obedezco. Pienso en los jóvenes, en esos que anhelan conquistar un mundo inconquistable. A veces quiero advertirles, contarles sobre la multitud de jóvenes que llegamos antes, los que confiados anunciamos que cambiaríamos el mundo y al final, fuimos cambiados por el mundo. Pero me contengo, no puedo evitar sentir alguna simpatía al verlos marchar en su desfile de ambición y optimismo. Me digo a mí mismo, que si entre mil derrotas la juventud encuentra espacio para una victoria, bien vale su esperanza.

Pienso en aquellos a los que alguna vez llamé enemigos. Los odié con furia arrolladora, odié sus injusticias y sus ofensas. Hoy ese odio ya no importa, porque ya no existe. No porque haya cambiado mi juicio sobre sus acciones, ni por un perdón que nunca supieron pedir. Tiene algo que ver con las décadas, y ese lento y curioso efecto que tienen sobre las emociones de un hombre. El afecto puede sobrevivir, incluso volverse más fuerte con el paso del tiempo, pero el odio se diluye y se pierde en alguna parte del camino. Tal vez sea porque los viejos dividimos a la humanidad en solo dos categorías, la de los ricos en cicatrices y los pobres en cicatrices, y todos los adversarios de ayer hemos vivido lo suficiente, como para hermanarnos en la primera.

Pero sobre todo, pienso en ella. Me pregunto si hay noches que aún la descubren, leyendo con nostalgia ese capítulo de su vida, cuyas páginas están llenas de mí.

Quiero saber cómo hace, a pesar de los años y la distancia, para todavía colarse, traviesa y furtiva, allí donde se forman mis sueños, perturbando mis madrugadas.

Abandoné las grandes preguntas de mi juventud, ya no me pregunto acerca de Dios, el universo y el destino. Las cambié por otras, en apariencia más simples, pero igualmente incontestables. Como por ejemplo, si todavía caza mosquitos, con el ímpetu con el que los leones cazan gacelas, o si todavía le molesta que al posar la mirada sobre la nada, alguien tenga la impertinencia de preguntarle qué le pasa.

Le pregunto al tiempo, por qué con los años me hizo olvidar los nombres de tantos amigos, pero aún me hace recordar el peso exacto de su cabeza, recostada sobre mi pecho.

Me pregunto si cuando se cierren mis ojos y me devuelvan a la tierra, caerán lágrimas, y si algunas serán de ella. O si todavía me falta recibir una cuota de mis heridas, a ser cobrada con un beso sobre su frente fría.

Y me pregunto por qué no la busqué, si fueron los viejos rencores, si fue el miedo o el orgullo, o estos tres demonios juntos, conspirando contra una vida que imaginé y no viví.

Me pregunto si volvió a mostrar su alma, si fue feliz, y si alguien ocupó mi lugar en sus abrazos. Y allí nace la pregunta más difícil: ¿quiero que así haya sido? Una lucha terrible se desata, mi amor se destroza a golpes con mis ganas de sentirme imprescindible. Y de esta violenta puja emerge un vencedor, consiguiendo la única respuesta entre tantas preguntas: sí, sí quiero.

Voy rumbo al último de mis atardeceres, y en el camino seguiré buscando respuestas que no se dejan encontrar. ¿Por qué? Porque ella vino y se fue, y entre sus huellas dejó mil preguntas.

 

El Poder Judicial gastó casi 4 mil millones en evento de 3 días

Hay una similitud entre los faraones del Antiguo Egipto y el Poder Judicial del Paraguay: ambos cayeron en la costumbre de gastar una inmensidad de recursos en sus caprichos. Hay también una diferencia, y es que algunos de los caprichos de los faraones, todavía sobreviven al paso del tiempo tras miles de años. El Poder Judicial sin embargo, no llega a tanto, habiendo durado una de sus costosas últimas ocurrencias, tan solo 3 días.

Hablamos aquí de la XVIII Cumbre Judicial Iberoamericana, que tuvo lugar en abril pasado y demostró cómo Paraguay es uno de los países más pobres de la región, pero gasta sus fondos públicos como si fuera uno de los más ricos. El evento se desarrolló entre el 13 y el 15 de abril, y costó 3.816.133.632 guaraníes. Es decir, un país cuyas escuelas se derrumban por falta de inversión, se dio el lujo de gastar en promedio 1.272.044.544 guaraníes por día, para hacer que abogados y autoridades judiciales se junten a hablar.

¿En qué se fue tanta plata? Al Hotel Bourbon le pagaron 896.854.000 guaraníes, a la empresa «Organización Integral S.R.L.», que hizo el servicio de ceremonial, le dieron 2.492.888.000 guaraníes, se gastaron casi 56 millones en pasajes de avión para conferencistas extranjeros, unos 140.477.462 guaraníes fueron destinados a impresiones y papelería, cien millones para transmitir las conferencias por internet, y se gastaron 130 millones en hacer publicidad para un evento, que la mayoría de los paraguayos ni se enteró que existía.

Gastos cumbre

Cifras proporcionadas por la Dirección de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Poder Judicial.

Cuando revisamos con detalle en qué se gastó, ítem por ítem, la cosa se vuelve aún más interesante (e indignante). En este país, aproximadamente 1 de cada 10 niños de hasta 5 años de edad, sufre retrasos en su crecimiento por falta de una nutrición adecuada, sin embargo, este mismo país generosamente proveyó con almuerzos, cenas y coffee breaks por valor de cientos de millones de guaraníes, a los asistentes de esta cumbre.

Esta semana una niña de 10 años murió mientras su mamá la llevaba en taxi al hospital, no pudo ser trasladada en ambulancia con las precauciones necesarias, porque a la ambulancia que la podría haber trasladado no le hicieron un simple cambio de correa para que funcione. En el mismo país en el que sucedió eso, se hizo una cumbre judicial en la que se destinaron 22 millones a la ambientación de un centro de mesa, o a plantas decorativas por el precio de 550 mil cada una. Maldito el país que decide gastar en decoración, lo que no invierte en salvar la vida de sus niños.

La ex Ministra de Educación, Marta Lafuente, fue interpelada por el Senado, fue escrachada públicamente y finalmente perdió el cargo, cuando se descubrió que su ministerio había adquirido cocido para reuniones por 80.000 guaraníes. En la XVIII Cumbre Judicial Iberoamericana, el Poder Judicial adquirió carpetas de cuero por 600.000 guaraníes. Sí… leyó bien, carpetas a SEISCIENTOS MIL GUARANÍES CADA UNA. En total, se presupuestaron 90 millones para carpetas (sin contar las agendas, los pendrives y otros regalos que se repartieron). 

Carpetas de oro

¿Carpetas de oro? Costo de diferentes rubros, según documentos oficiales del Poder Judicial.

Gastaron una fortuna, y el plan era gastar aún más, ya que el presupuesto original era de 4.968.799.999 guaraníes, que no se ejecutó completamente, solo porque algunos proveedores no cumplieron con entregas y por circunstancias varias.

¿Por qué aquí nadie ha sido interpelado? ¿Por qué nadie ha perdido el cargo? ¿Por qué no hubo escándalo? Porque nadie se enteró. Es momento de que eso cambie.

Carta de un paraguayo del año 2117

CARTA

 

En el primer día de este nuevo año, decidí escribir una carta y enterrarla, para que algún día la lea alguien del futuro. Al día siguiente pensé que era una idea tonta y decidí desenterrarla, pero para mi sorpresa, mi carta ya no estaba y en su lugar había otra. Había sido escrita por alguien que aseguraba ser del año 2117, y si bien iba dirigida a mí, quedé con la sensación de que su contenido estaba dirigido a todos los paraguayos que hoy estamos vivos. Por lo tanto comparto esa carta aquí abajo.

 

LA CARTA

 

Amigo:

Encontré tu carta unos cien años después de que la escribiste. Te la estoy respondiendo en el 2117. Ya sabía mucho sobre tu época antes de leer tu carta, gracias a libros y documentales, pero encontré especialmente interesante el poder leer el testimonio de alguien que conoció esos años desde la experiencia personal. Quiero devolverte el favor, contándote alguna que otra cosa sobre el Paraguay del presente (del futuro, desde tu perspectiva).

Podría sorprenderte lo mucho que cambiamos y avanzamos los paraguayos en el transcurso de un siglo, vivimos en un país radicalmente diferente. Ustedes en el 2017, viven en un país con una infraestructura deficiente, en la que la construcción de un viaducto o la ampliación de una ruta constituyen las obras públicas más destacadas. También viven en un país que devora los pocos bosques que le quedan, depreda especies en peligro de extinción, contamina las aguas de sus ríos y tiene poco interés en la conservación del medio ambiente. Nosotros en cambio, en el 2117, vivimos en un país en el que podemos hacer el trayecto Asunción-Ciudad del Este en tren, en menos tiempo del que se necesitaba en tu época para ir de Asunción a San Lorenzo en hora pico, y en el camino podemos disfrutar un magnífico paisaje, ofrecido por los exuberantes bosques que cubren Caaguazú y Alto Paraná, con sus millones y millones de hectáreas reforestadas y estrictamente conservadas.

Ahora vivimos en un país bastante tranquilo y seguro. Aún existe el ocasional crimen aquí y allá, pero los asaltos, asesinatos y hechos de violencia en general, son escasos. Fuimos beneficiados con la continuación de una tendencia casi ininterrumpida hacia el declive de la violencia, que ya viene desde hace mucho tiempo, incluso del momento que ahora estás viviendo. Antes de que quieras objetar mi afirmación de que el declive de la violencia se puede rastrear incluso hasta tu época, me adelanto y te pongo el siguiente dato como ejemplo: en el 2004, hubo 1209 asesinatos en el país, y en el 2014, 578 asesinatos. Por lo tanto podrás ver que, en tan solo una década, los homicidios cayeron a menos de la mitad, a pesar de que la población aumentó en esos 10 años. Si se pudo observar semejante caída en la violencia en tan solo unos pocos años, ¡imaginá lo mucho que disminuyó en 100!

En tu Paraguay, más o menos 1 de cada 5 paraguayos se encontraba en situación de pobreza. En el Paraguay en el que yo vivo, limpiavidrios, mendigos, sin techos, campesinos sin tierras y niños trabajando en las calles, son postales de un pasado que nos enorgullece haber dejado atrás. La vida de un paraguayo en el 2117, es un himno a la prosperidad. Alimentación, vivienda, trabajo, educación, acceso a servicios de salud, cosas que en el 2017 eran preocupaciones constantes, inaccesibles para muchos, hoy son cosas que damos por sentado, están garantizadas. Se vive bien en las ciudades y se vive bien en el campo (aunque ya muy poca gente vive en el campo).

Ahora, a diferencia de otros tiempos, Paraguay no ve a sus hijos e hijas salir de sus fronteras por necesidad. ¿Cuántos paraguayos fueron alguna vez a otros países buscando trabajo, o mendigando la atención médica que no recibían en la tierra que los vio crecer? Ya no más. Si hay una necesidad que empuja a alguien de Paraguay a ir a otro país, es solo la de conocer nuevos colores, nuevos sonidos, nuevas personas y experiencias, que solo pueden conocerse dando vueltas sobre este gran hogar común al que llamamos planeta Tierra.

Y hablando de hogar común, los habitantes del planeta al fin adquirimos mayor identidad como especie, lo que nos llevó a asignarle más valor a nuestros intereses en común y menos a nuestros conflictos. La guerra es un fenómeno casi inexistente en el mundo. Todavía nos dividen fronteras nacionales, pero cada vez menos. El crimen organizado, las crisis medioambientales y los problemas de la modernidad, no reconocen jurisdicciones ni fronteras cuando se trata de golpearnos, por lo que los pueblos del mundo hemos decidido, defendernos mutuamente de los peligros comunes que amenazan nuestra felicidad.

Probablemente te cuesta creer lo que mencioné, lo cual no me extrañaría. Las personas de 2017 a menudo se dejaban llevar por su prensa sensacionalista, que para vender más les saturaba con sangre y malas noticias. En 2017, la gente -en todo el mundo, no solo en Paraguay-, era mucho más exigente que la de las generaciones que estuvieron antes, conformándose cada vez menos con lo que tenían, protestando cada vez más por lo que les faltaba. Esto provocó en ustedes, nuestros antepasados, la sensación de que estaban en el peor momento de la historia, a pesar de que estaban en el mejor (hasta ese entonces). Es por todo eso que te cuesta creer lo que te digo, ¡pero todo esto es cierto!

Supongamos que vos le escribas a alguien que vivió un siglo antes que vos, contándole sobre el mundo del 2017. Una mujer de 1917, que no tenía ni siquiera derecho a votar, y que dependía jurídicamente de su marido, ¿te creería que en el 2017 las mujeres votan, manejan empresas, son parlamentarias, ministras, embajadoras, que son iguales al varón ante la ley, etc.? ¿Te creería un hombre de 1917, que vivía en un país azotado por frecuentes cuartelazos y revoluciones en las que los paraguayos resolvían sus diferencias políticas a balazos, que tu generación no conoce la guerra de primera mano y que la última guerra civil fue hace 70 años? ¿Te creerían los compatriotas de 1917, que en su mayoría no tenían teléfono ni electricidad, que en el Paraguay que vos conoces, millones de paraguayos tienen acceso a una tecnología que les permite hablar, escribirse e intercambiar imágenes con personas alrededor de todo el mundo, de manera instantánea? Probablemente no.

La corrupción, pobreza y decadencia que infectan los años que te corresponden vivir, ponen a prueba el espíritu de un pueblo. Hacen que el progreso sea más difícil, pero a la vez más glorioso. ¿Cuál sería el mérito del individuo y su sociedad, si alcanzaran la prosperidad del Paraguay de 2117, solamente debido a la ausencia de problemas? El Paraguay de 2117, ha proporcionado dicha y bienestar universal a su gente, no porque nunca tuvo problemas, sino porque previamente superó cinco siglos repletos de ellos, he ahí su gloria y su mérito.

Esta victoria va a ser, sin embargo, agridulce para vos y millones de tus contemporáneos. El destino ineludible de nuestra raza mortal, te alcanzará a mitad de camino, vas a morir antes de que esta visión se cumpla. De hecho, esta mañana, antes de escribirte esta carta, visité tu tumba en el cementerio, y le puse flores. Que esto no te arrastre hacia el desánimo, encontrá consuelo y hasta entusiasmo al saber, que en el camino vas a poder ver al menos la sombra del Paraguay de 2117, vas a tardar en darte cuenta, vas a ponerte ansioso con la impaciencia, pero allí, en algún momento, te vas a dar cuenta del tremendo avance que se vino con el paso de las décadas. Encontrá regocijo también sabiendo, que lo que no vas a llegar a ver por falta de tiempo en este mundo, lo van a ver y disfrutar los que van a venir después de vos, entre ellos mi abuelo, que justamente nació (va a nacer, desde tu perspectiva), en el 2017.

Seguro que querés saber más sobre el Paraguay que vendrá dentro de un siglo. ¿Cómo exactamente se va a lograr todo esto? ¿Cómo se llaman los presidentes que van a venir en el transcurso de los próximos 100 años? ¿Ya ganó Cerro una Libertadores? ¿Sigue existiendo la Libertadores? Me gustaría contarte todo eso y más, pero no estoy autorizado, decir mucho sobre el futuro a alguien del pasado puede ser inapropiado y hasta peligroso, así que mi mensaje termina y aquí me despido.

Gracias por los esfuerzos y sacrificios de tu generación. El Paraguay del futuro es hermoso, y me gustaría que estés aquí para verlo.
Un paraguayo de 2117.

 

Las contradicciones que produce Fidel

En sus largos 90 años de vida, Fidel Castro hizo muchas cosas. Una de ellas, y cuyo resultado se vio de manera clara y reiterada tras su muerte el pasado viernes, fue el haber arrastrado a una multitud de personas a caer en profundas contradicciones, mutilando violentamente su coherencia.

En la multitud de contradictorios, podemos ver a muchos que cada 3 de noviembre reprochan a los nostálgicos stronistas el festejo por la «fecha feliz», en la que se conmemora el nacimiento de nuestro último dictador. Les gusta llevar encima el título de demócratas, y en numerosas marchas y manifestaciones gritan con entusiasmo: ¡DICTADURA NUNCA MÁS! ¡DICTADURA NUNCA MÁS!

Sin embargo, no tienen ni el menor de los problemas en reivindicar la dictadura más larga en la historia de América (57 años y seguimos contando), en celebrar un régimen que durante más de medio siglo negó al pueblo cubano el derecho a elegir a sus propios líderes y le privó de las libertades civiles más básicas.

En esa multitud están los que se muestran preocupados cuando se vulneran derechos, los que asisten a marchas a favor de los Derechos Humanos, pero que en esas mismas marchas se ponen a cantar «Comandante Che Guevara». Entre tantas exhibiciones de incoherencia que hay en el mundo, merece un destaque especial el cantar en una marcha de Derechos Humanos, un homenaje a quien dijo nada más y nada menos, sin una pizca de vergüenza o remordimiento: «hemos fusilado, fusilamos, y seguiremos fusilando».

Hay gays que publicaron homenajes a Fidel en sus muros de Facebook. Se escandalizan cada vez que se enteran de algún caso de discriminación a gays en algún shopping o local comercial, les parece cosa muy fea (y a mí también) que expulsen de un local a alguien por su orientación sexual. Lamentablemente no les parece tan grave que Castro, al igual que Stroessner, haya perseguido con fiereza a la población LGBT, no expulsándolos de un shopping, sino de su país; no los sacó de un patio de comidas, los sacó de sus hogares para apresarlos y llevarlos a campos de trabajos forzados.

Castro dijo una vez: «No podemos llegar a creer que un homosexual pudiera reunir las condiciones y los requisitos de conducta que nos permitirían considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero militante comunista. Una desviación de esta naturaleza está en contradicción con el concepto que tenemos sobre lo que debe ser un militante comunista».

Solo por citar una de sus tantas frases homofóbicas. Nada de esto parece importar, el gay castrista igual seguirá escrachando al guardia homofóbico del Shopping Villamorra, mientras enaltece la figura del homofóbico comandante cubano.

En la lista de personas a las que Fidel ha infectado con el virus de la contradicción, están los que piden que no caigamos en análisis simples, que revisemos con detenimiento el contexto, que profundicemos la discusión, que esto y aquello. Pero que cuando se ven desbordados ante la montaña de evidencias de crímenes y fracasos de la dictadura castrista, tratan de escudarse con el tremendo recurso’i de «sí pero los yanquis también hicieron… [inserte aquí alguna cosa fea que haya hecho Estados Unidos]», o sino «¿y acá acaso los colorados no… [inserte ejemplo de bandidaje colorado]». Me hace acordar a mis primeros días en la escuela:

Profesora: ¡Fulanito! ¿Por qué hiciste tal cosa?

Fulanito: ¡Peeeeero menganito tambiéeeeen hizooooo! (llorando)

Está al mismo nivel que eso, es una discusión de preescolar. Vaya y pase cuando el argumento es usado por niños de 5-6 años, pero cuesta disculpar semejante pobreza argumentativa en adultos, más aún cuando el argumento es usado por un estado, por referentes políticos, periodistas, etc.

En estos días vi a muchos contactos míos de la facultad, sumarse a la oleada de homenajes y discursos en defensa del dictador caribeño. Los vi perder la cabeza más de una vez cuando la policía pisó suelo universitario. Aún si los policías eran apenas tres, si venían solo unos minutos para poder decir que no les dejaron en bola a las autoridades de la universidad que les llamaron para que vengan, si aparecían para tocar tambo y ya se iban enseguida, aún así la reacción era implacable.  Rodeaban la patrullera, gritaban, invocaban apasionadamente la autonomía universitaria y señalaban la presencia policial como una muestra de brutal autoritarismo.

Esa es la postura ante unos pocos policías en una universidad paraguaya, la postura cuando se mira a Cuba es diferente. En Cuba no se mandan patrulleras a la universidad en raras ocasiones, no, allá el ejército tiene tropas desplegadas en los predios universitarios, con armas largas, PERMANENTEMENTE. Yo pensaba que estos contactos, como yo, estaban en contra de las armas en un templo del conocimiento, que estaban en contra de meter en la universidad al aparato represivo. Me apenó enterarme de que no estaban en contra de nada de eso. En realidad están solo en contra de que eso lo haga el otro equipo, si lo hace algún represor que cuente con su simpatía, está permitido tolerarlo e incluso aplaudirlo.

También vi a militantes del PMAS aportando su cuota de elogios a Fidel. Así es, del PMAS, ese partido cuya primera campaña ruidosa y exitosa fue aquella de «Que viajen ellos», con la que le pegaban a Nicanor tras el éxodo de miles y miles de compatriotas a España. Se produce una sobredosis de caradurez cuando se critica a los colorados por no crear las condiciones necesarias para que tantos paraguayos puedan prosperar en su tierra, sin verse forzados a migrar a otro país, mientras al mismo tiempo se aplaude con excitación a un régimen, que ha moldeado una sociedad de la que millones de cubanos han escapado, arriesgando incluso la vida con tal de salir de ahí.

Y he ahí una de las grandes patas flojas del discurso floreado sobre la Cuba de Castro. Millones de personas no abandonan el lugar en el que crecieron, no abandonan a sus seres queridos, no se arriesgan a sufrir una muerte horrible en el mar al cruzarlo en precarias balsas, para escapar de un paraíso. La gente no escapa de paraísos, eso es un infierno.

Hay también gente que se queja del trato inhumano a los presos del caso Curuguaty, y hasta ahí todo muy bien. Lo curioso es que esa misma gente aplaude al régimen que dejó morir de hambre al albañil Orlando Zapata y a otros presos políticos.

Abundan entre nosotros las criticas a la corrupción y a la narcopolítica. Lástima que ese mismo espíritu critico no se extienda a las múltiples denuncias de corrupción que derivan de una cúpula gubernamental corrupta en la isla de los Castro, y a los comprobados vínculos con el narcotráfico en las filas del Partido Comunista Cubano.

Las víctimas de la contradicción nos dicen que la pobreza es uno de los principales males que pesan sobre el mundo -tienen razón-, irónicamente su ejemplo a seguir es el de una sociedad en la que un medio informativo afín al gobierno, se jactaba en 2014 de que el salario medio mensual subió a 23 dólares. ¡A 23 dólares! Estamos hablando de alrededor de 130 mil guaraníes al mes.

Los gancheros de Cateura, los limpiavidrios y los carretilleros del Mercado 4 ganan más que eso. Es decir, se aplaude el «éxito» de un país en el que un ingeniero gana menos de lo que ganan los sectores más miserables de Paraguay. Y estamos siendo generosos con la comparación, ya que hablamos de Paraguay, una de las sociedades más fracasadas del continente en lo económico y lo social, ni hablar de otros países que hicieron mejor los deberes.

Pero bueno, todo esto se supone está justificado, porque en Cuba hay un alto grado de alfabetización, y los cubanos podrán leer toda la propaganda que les tiran encima el partido y el ejército. Todo está justificado -nos dicen- porque en Cuba la gente tiene las vacunas al día, lo que les permite alcanzar una esperanza de vida que ya fue superada por muchos otros países (incluidos países latinoamericanos), y vivir en promedio unos 79 años de miseria.

Todo esto mal tapado con la excusa del mal llamado «bloqueo» estadounidense, que en realidad es un embargo (cosa diferente). Que sí, claro que existe, y claro que no es una política de la cual EE.UU. pueda estar orgulloso. Pero el embargo solo le quita a Cuba la posibilidad de comprarle y venderle cosas a un solo país, de los más de 200 que hay en el mundo. A la par de las desventajas del embargo, Cuba contó con la ventaja del amplio apoyo de la Unión Soviética que durante décadas le compró su producción a precios preferenciales, le cedió amplios recursos, le transfirió tecnología, etc. Fue lo que consiguió esta revolución anti imperialista en el juego de la Guerra Fría, al apostar por una potencia imperialista en vez de otra. Y luego de la Unión Soviética entró en escena la Venezuela chavista, que derramó generosamente una catarata de petróleo sobre Cuba a precio regalado.

Aún así, al gobierno que según los contradictorios es EL ejemplo a seguir, no le dio el cuero para construir una economía sólida. ¿No es irónico que una revolución que nació proclamando la necesidad de liberarse del imperialismo y el capitalismo, ponga como excusa de todos sus fracasos, el hecho de que el gran imperio capitalista no quiere ser su cliente comercial?

Basta de contradicciones. ¿Cuál es la necesidad de empeñarse en defender la dictadura instaurada por Fidel Castro? ¿Cuál es el atractivo? ¿La alfabetización? ¿La medicina preventiva con cobertura universal? Yo también quiero eso, de hecho la inmensa mayoría de la gente, más allá de colores y creencias, está de acuerdo en que hay que aspirar a una buena cobertura de salud y a llevar a las masas a las escuelas. Pero no hay necesidad de asociar esas necesarias y sanas reivindicaciones, con proyectos despóticos que tienen tanta sangre y sufrimiento en las manos.

Son muchos los países que han alcanzado elevados niveles de desarrollo e importantes logros en salud y educación. Finlandia, Suecia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, etc. ¿Qué? ¿Son ejemplos muy lejanos? Pues los hay también otros, más cercanos geográfica y culturalmente. Uruguay está mejor posicionado que Cuba en el Índice de Desarrollo Humano, y lo logra sin fusilamientos, sin exiliados, sin matar la opinión pública y la libertad de expresión, sin una dictadura encima. Lo mismo Panamá, Chile, etc.

Quien critica a Stroessner pero no a Castro (o viceversa), no está en contra de la tiranía, está solamente en contra de que existan tiranos que no sean de su equipo. Nuestro canto de libertad sale desafinado cuando condenamos a un opresor mientras reivindicamos a otro.

El fan de Fidel y el fan de Stroessner tendrán muchas diferencias entre sí, pero tienen algo en común. Ambos creen que en la carrera hacia el progreso y la prosperidad, necesariamente se debe renunciar a una cosa esencial para conseguir otra. Renunciemos a la libertad para tener pan, o salud. Renunciemos a los derechos humanos para que se construyan hidroeléctricas y rutas. Renunciemos a la democracia con tal de tener seguridad.

¡No! Renunciemos a nada. Pan y libertad, derechos y obras materiales, democracia y seguridad, todo junto y al mismo tiempo. Si aspiramos a honrar el potencial de este conjunto inmenso de voluntades al que llamamos humanidad, si pretendemos que las más caras esperanzas de miles de millones de personas que en el fondo anhelan lo mismo para sí mismos y sus seres queridos encuentren respuesta, no renunciemos a nada, más que a la idea torcida de que el destino de la humanidad es una eterna elección entre un mal y otro.

Dejemos de darle tanta importancia a si es mejor que un déspota nos pise la cabeza con la bota izquierda o la bota derecha, que a nuestra cabeza le da igual. Pongámonos de acuerdo mejor, en la importancia de que de una buena vez, nos dejen de pisar.