El triste cumpleaños 125 de la UNA

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La Universidad Nacional de Asunción, fundada el 24 de septiembre de 1889, acaba de cumplir 125 años. Es la universidad paraguaya más grande, con más de 40 mil estudiantes distribuidos en Gran Asunción y en numerosas sedes del interior, la que cuenta con más facultades y variedad de carreras, la que cuenta con más recursos (con un presupuesto que se está acercando a los 300 millones de dólares). Es también sin dudas la universidad más tradicional y la más renombrada del país. Todo esto, a primera vista, nos invita a acercarnos con entusiasmo a soplar las 125 velas de su torta de cumpleaños y a celebrar… ¿pero realmente tenemos motivos para celebrar?

Prestemos una mejor mirada a la situación de la universidad más longeva de la república. Una importante deficiencia que podremos notar al prestar atención, es la que padece en cuanto a infraestructura. Uno puede sentir cierto respeto por la infraestructura de esta universidad al visitar su enorme campus en San Lorenzo; pero al dirigir la mirada hacia las facultades que están fuera del campus y las sedes del interior, la situación es otra. Carreras con cursos abarrotados de estudiantes en los que no hay suficientes sillas ni espacio físico -en Derecho hay cientos de estudiantes matriculados en un mismo curso en el que tal vez entren solo alrededor de 100-, baños en pésimo estado que no cuentan con jabón ni papel higiénico, un gran número de estudiantes del interior que han cursado sus carreras sin contar con una sala de informática o una biblioteca en condiciones, falta de adecuación de los espacios para que sean accesibles para personas con discapacidad, edificaciones que permanecen inconclusas durante largos años, falta de proyectores, y un largo etcétera.

Mesa de Periodismo
Profesor impartiendo su cátedra en una «cómoda» mesa. Ciencias de la Comunicación (Periodismo), Sede Central en Asunción.

Algunos podrían verse tentados a argumentar que, si uno está determinado a aprender, podrá hacerlo a pesar de los inconvenientes materiales que se le opongan, después de todo, grandes científicos y pensadores han hecho su camino a lo largo de la historia a pesar de la pobreza de medios con que les correspondió lidiar. Un punto un tanto discutible; pero hagamos a un lado las debilidades materiales por un momento y pasemos directamente a una pregunta incómoda (al menos para las autoridades de la institución): ¿puede prosperar la educación con corrupción?

Sí, con CORRUPCIÓN, un término que inevitablemente nos pasará por la mente al revisar el comportamiento y las denuncias que se observan sobre quienes administran la entidad educativa. Médicos del Hospital de Clínicas, dependiente de la Facultad de Medicina, han cuestionado la administración del Decano Aníbal Peris y exigido transparencia en el manejo de los recursos -Medicina UNA recibe más de 80 millones de dólares anuales- en una nota firmada por 113 de ellos. Según la Dra. Carmen Skell  “cada año se pide más plata y piden más rubros, y ellos lo reparten a los correligionarios [colorados]”. Pero en Medicina UNA las críticas no tienen como resultado la corrección de la situación que se critica, sino la toma de represalias contra quienes las manifiestan. Este año el Decano de Medicina y su Consejo Directivo han destituido a 3 médicos por no estar alineados y no guardar silencio, y no es la primera vez que en esta facultad se toman medidas punitivas contra quienes realizan críticas (ver notas periodísticas relacionadas aquí y aquí).

Si preguntamos a un estudiante de la Facultad de Derecho acerca de la situación que allí se vive, recibiremos un diluvio de denuncias de malas prácticas y situaciones en extremo lamentables: profesores que regalan notas a cambio de favores sexuales, militantes del Partido Colorado que nunca van a clases pero terminan la carrera con promedio 5, docentes que faltan a clases, irregularidades en los procesos electorales, solo por citar algunas quejas frecuentes. Durante las últimas elecciones municipales, el hoy Intendente de Asunción Arnaldo Samaniego ingresó al predio de la facultad para hacer proselitismo, violándose así el artículo 143 del estatuto de la UNA que prohíbe expresamente la realización de actividades político-partidarias en la universidad. En 2008 varios estudiantes denunciaron excesos en la utilización de viáticos, funcionarios que trabajaban en más de un lugar al mismo tiempo (¿tal vez se clonaban a sí mismos?), manejos irregulares en la concesión de cátedras docentes, falta de transparencia en la utilización del presupuesto, entre otras cosas. En este caso, al igual que en Medicina y en cualquier otra facultad de la UNA, las críticas no tuvieron como resultado el mejoramiento de la situación criticada, sino la represión para con quienes hicieron las críticas, siendo expulsado el entonces estudiante Carlos Becker.

Derecho UNA, tan vinculada con el coloradismo que es común que se refieran a ella como una seccional más.
Derecho UNA, tan vinculada con el coloradismo que es común que se refieran a ella como una seccional más.

En la Facultad de Ingeniería, el Decano Isacio Vallejos tiene una vasta colección de criticas. Si indagamos acerca de ascensores que no funcionan y comprados a precios inflados por la Corte Suprema de Justicia, su nombre aparecerá. Si le echamos un ojo al caso de la polémica construcción de la nave espacial que hoy es el Congreso Nacional, su nombre allí estará. Si se habla sobre irregularidades en Conavi, su nombre aparece. Dos estudiantes, Eduardo Becker y Esteban Caligaris, manifestaron su disconformidad en facebook y en twitter por tener como decano a una persona con tantos cuestionamientos. Resultado: una vez más, represión. Fueron suspendidos.

El año pasado se realizó una Asamblea Estudiantil en la Facultad de Filosofía, en la cual se reclamaba entre otras cosas, transparencia en la asignación de cátedras docentes y en el uso del presupuesto. No se hizo ni lo uno ni lo otro, como mucho, en un momento de mucha presión, los representantes estudiantiles repartieron panfletos donde simplemente decían cuánto se gastaba, sin que se detalle en qué se gastaba, y en los que para colmo la información solo abarcaba hasta cierto punto del año, estando impresa una aclaratoria que decía que se revelaría más información cuando Horacio Cartes asuma la presidencia en agosto (por cierto, hace más de un año que ya asumió Cartes y todavía no se ha proporcionado esa información). ¿Qué ley o reglamento habilita a las autoridades de la universidad a guardar información hasta que asuma un nuevo presidente? Cuando se realizan críticas en esta facultad, la respuesta de la Decana María Angélica Lezcano de González suele ser siempre la misma, amenazar con sanciones legales a los críticos -el autor de este artículo se encuentra en la lista de estudiantes amenazados-.

Y en las últimas elecciones de Representación Estudiantil, los miembros de mesa de la sede de Villarrica cometieron el acto en extremo irregular de encerrarse en una habitación a contar los votos (a uno lo filmaron y se puso agresivo, vídeo en youtube). Dos estudiantes, María Ríos y Marcos Rojas, denunciaron el hecho. Se repitió la historia de siempre, no se corrigió la situación, quienes cometieron la infracción electoral -que beneficiaba al equipo apadrinado por la decana- gozaron de impunidad, y quienes realizaron la denuncia fueron suspendidos. En los próximos días se realizará una nueva elección de Representantes Estudiantiles, y durante el proceso una vez más esta misma decana contaminó el proceso, con medidas «extrañas» en la confección de un padrón electoral en el que mucha gente que tendría que estar habilitada para votar no lo está, y en el que mucha gente que no debería estar habilitada para votar, si lo está, y también haciendo abierta campaña a favor de la agrupación «Equipo País» (la misma que cometió el fraude en Villarrica), a pesar de que está obligada a mantenerse imparcial por ser miembro de la Comisión Electoral; pero a la Sra. Angélica de Lezcano le parece mejor ser juez y parte.

Autoridades de la UNA, entre ellas la decana de Filosofía y el rector Froilán Peralta, inmiscuyéndose para inclinar la balanza a favor del equipo estudiantil afín a sus intereses.
Autoridades de la UNA, entre ellas la decana de Filosofía y el rector Froilán Peralta, inmiscuyéndose para inclinar la balanza a favor del equipo estudiantil afín a sus intereses.

La Universidad Nacional de Asunción se encuentra cada vez más sumergida en un profundo proceso de coloradización, a pesar de que como ya mencionamos, su propio estatuto exige mantener afuera a los partidos políticos. En casi todas las elecciones de centros de estudiantes, hay directa intervención del Partido Colorado, inyectándole apoyo logístico y recursos a las candidaturas que pueden aumentar la influencia colorada en la casa de estudios. En las últimas internas coloradas, el entonces rector de la UNA, Pedro González, y varios decanos, firmaron e hicieron correr una nota en la cual instaban a los funcionarios de la universidad a votar por la candidata de Honor Colorado, Lilian Samaniego. Y en la última elección para elegir nuevo rector, se sintió con fuerza la mano del senador Kalé Galaverna, quien apadrinó la candidatura del entonces decano de Veterinaria, Froilán Peralta, el actual rector.

El propio Froilán le había dicho a Galaverna al ser electo: “No tengo vergüenza, temor ni ningún complejo de decir que tu apoyo haya sido importante para que hoy haya sido electo querido senador, pea ha’eta ndéve, ha opárupi ha’eta”.

Abrazo entusiasta entre el senador Galaverna (izquierda) y el nuevo rector Peralta (derecha).
Abrazo entusiasta entre el senador Galaverna (izquierda) y el nuevo rector Peralta (derecha).

Cabe mencionar que también otros partidos han pretendido proyectar su sombra sobre la UNA, el caso más emblemático -luego de la ANR, por supuesto- tal vez sea el del PMAS, que logró establecer su hegemonía sobre la Facultad de Filosofía durante varios años; aunque hoy su influencia en esa facultad es ya inexistente.

Todo lo mencionado es tan solo la punta del iceberg. Una universidad sometida por el Partido Colorado, rebosante de casos de corrupción, con deficiencias graves en su infraestructura, que da pasos de tortuga para actualizar la malla curricular de la mayoría de sus carreras que no se hallan acreditadas ni siquiera en Clorinda, y que castiga con severidad a los estudiantes que tienen la osadía de levantar su voz de protesta; esa es la decoración con la que la Universidad Nacional de Asunción celebra sus largos 125 años de existencia. Rescatemos al menos algo bello siempre presente en la UNA, y esto es su lema, que reza «VITAM IMPENDERE VERO», latín para «consagrar la vida a la verdad». A este noble lema hagamos pues tributo y digamos que en verdad, en este cumpleaños, no hay motivos para celebrar.

10 mitos sobre la Historia Paraguaya

Cuando mencionamos a los vikingos, a la mayoría de la gente le viene a la mente la imagen de guerreros ataviados con cascos con cuernos. Al hablarse de Nerón, se habla de un emperador romano conocido hoy en día más que nada por la célebre escena en la que Roma se incendia (por orden suya) mientras él tranquilamente toca algunos temas musicales con su lira. Una de las imágenes más famosas de Napoleón Bonaparte es la de aquel cuadro en el que se lo puede observar cruzando los Alpes italianos en un majestuoso corcel.

Todo esto sin embargo… es mentira. Los guerreros vikingos jamás usaron cascos con cuernos, no hay evidencia alguna de que Nerón haya ordenado incendiar Roma e historiadores de la época incluso mencionan que ni siquiera se encontraba en la ciudad durante el incendio, y Napoleón cruzó los Alpes montado sobre una mula (la misma distorsión histórica la aplicaron con San Martín y su cruce de los Andes).

La historia que conocemos de nuestro mundo está plagada con innumerables falsedades creadas por diferentes motivos, la mayoría de las veces en la persecución de algún objetivo político, de alguna pretensión artística, y a menudo también a causa del error accidental e inocente de algún historiador, que se repiten una y otra vez hasta convertirse en mitos populares. El Paraguay y su historia no son la excepción, a continuación 10 mitos sobre la historia paraguaya:

1. La bandera paraguaya, su origen y su significado.

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A todos los paraguayos alguna vez nos dijeron que nuestra bandera tricolor fue inspirada en un ramo de claveles rojos, rosas blancas y azucenas azules que Juana María de Lara entregó a los próceres de la independencia luego del éxito del golpe revolucionario del 15 de mayo de 1811. La verdad es que no hay evidencia de que esto haya sucedido, y que las azucenas no florecen en mayo.

También nos dicen que se puso el rojo para simbolizar la justicia (en el país donde el Poder Judicial está corrompido hasta la médula), que el blanco se puso para simbolizar la paz (en el país con las dos guerras internacionales más grandes de América) y el azul fue puesto allí para representar el valor de la libertad (en el país que durante casi toda su historia fue gobernado por reyes absolutistas y dictadores).

Realidad: toda esa justificación simbólica es una invención muy posterior a la creación de la bandera. Quienes administraron el país durante las primeras décadas de su independencia fueron influenciados en gran medida por la Revolución Francesa (1789). Abolieron la monarquía y proclamaron la república, aplicaron la forma de gobierno del Triunvirato y luego del Consulado (al menos por un tiempo), decretaron la libertad de culto y adoptaron muchas otras medidas calcadas de esa revolución europea. También decidieron crear una bandera que tenía exactamente los mismos colores que la de la bandera de la Francia revolucionaria y en el mismísimo orden (le dieron la vuelta en vertical para diferenciar un poquito), y más tarde durante el Consulado de Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso se le agregarían algunos símbolos, como por ejemplo el gorro frigio, un símbolo de… la Revolución Francesa. ¡Oh coincidencia!

Así que sobre nuestra bandera se nota más la mano del Marqués de Lafayette y de Robespierre, que la fragancia de las inexistentes azucenas de Juana de Lara.

2. El primer ferrocarril de Sudamérica.

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Es sin dudas uno de los mitos más extendidos, no es raro que se lo repita a menudo en escuelas e incluso en universidades. ¿Por qué calificarlo como mito?

Porque el ferrocarril paraguayo empezó a moverse en 1861, cuando Perú ya había inaugurado su primer tramo ferroviario en 1851, Chile estrenó su ferrocarril tan solo un poco después que Perú, Brasil el suyo en 1854, Argentina hizo lo mismo en 1857. Y Guyana ya conoció aquel novedoso y revolucionario medio de transporte en 1848.

Así que no, Paraguay no tuvo el primer ferrocarril de Sudamérica.

3. La Guerra del Chaco fue ganada con machetes.

Aquí un claro ejemplo de la creación de un mito con fines políticos. Los adversarios del Partido Liberal (principalmente febreristas y colorados), pretendieron desprestigiar a ese partido repitiendo el discurso de que los gobiernos liberales hicieron nada por defender el Chaco y que la guerra se ganó solo gracias a la bravura del soldado paraguayo, que armado solamente con machetes fue capaz de compensar la incompetencia de sus autoridades liberales.

El soldado paraguayo sí tenía machete; pero más que nada para abrirse paso entre la vegetación chaqueña, y si bien es cierto que podría contarse algún que otro episodio excepcional en el que hizo uso del machete contra el rival boliviano, también es cierto que normalmente contaba con la ayuda de cañones, aviones, fusiles, ametralladoras y equipo moderno que los gobiernos de la época habían adquirido en Europa en los años previos, anticipando un posible conflicto con Bolivia. Paraguay incluso contaba con morteros, armamento con el cual el ejército boliviano no contaba en la primera fase de la guerra.

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Tropas paraguayas en la cañonera «Humaitá», adquirida en Italia por el gobierno de Eligio Ayala en 1927. Foto: Histarmar

4. Israel existe gracias a Paraguay.

No es un mito muy popular, pero es mencionado de tanto en tanto, como ejemplo valga este artículo de ABC Color alabando la hazaña paraguaya de haber salvado a los judíos del mundo.

El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de la ONU trató la propuesta de partir Palestina en dos estados, uno árabe (Palestina) y otro judío (Israel). Supuestamente el voto de la delegación paraguaya fue decisivo para inclinar la balanza a favor de la creación del estado judío, pero mejor miremos los números.

Propuesta de partir Palestina en dos, creando un estado judío:

Países que votaron a favor: 33

Países que votaron en contra: 13

Países que se abstuvieron: 10

Así que como se ve, la balanza estaba claramente a favor de Israel y si bien se necesitaban 2/3 de los votos para que la iniciativa prospere, el voto paraguayo no fue decisivo.

5. «Antes teníamos mar».

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Mapas como este dan origen a la leyenda «a Paraguay le sacaron el mar».

Algunos creen que a Paraguay le quitaron su mar durante la Guerra de la Triple Alianza (no es raro escuchar o leer a alguien exigiendo que nos lo devuelvan), si bien es cierto que a Paraguay se le arrebataron grandes extensiones de territorios fronterizos en disputa con sus vecinos -casi 150.000 kms2-, ninguno de estos territorios contaba con mar.

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Territorios perdidos tras la guerra. Las áreas marcadas con 3 y 1 fueron anexadas por Argentina, el área señalada con 2 por Brasil. No hay mar ni cerca.

El discurso más fuerte que vincula a Paraguay con el mar es el que nos dice que hasta 1617, la Provincia del Paraguay tenía una extensión muy superior a la que tiene la actual República del Paraguay, en su territorio se incluía incluso a Buenos Aires, y algo de mar había en el mapa de la provincia, hasta que se partió la provincia en dos partes en ese año y el pedazo que quedó llamándose «Paraguay», quedó como mediterráneo.

Esto último es cierto pero a ese discurso le falta analizar el pequeño pero nada despreciable detalle de que en esa época Paraguay y la región eran provincias de España y sus pobladores se consideraban súbditos del rey español. Entonces, España tenía mar, insistir en que a nosotros los paraguayos se nos robó nuestra costa al mar, sería como aprobar el argumento -usado por los gobernantes argentinos alguna vez- que dice que como alguna vez Paraguay fue parte del Virreinato del Río de la Plata y Buenos Aires era su capital, Paraguay era parte de Argentina y simplemente se «escapó» de la casa. A Paraguay no le robaron el mar, y a la Argentina no le robaron Paraguay.

6. «Con Stroessner no había crimen».

Es enorme la cantidad de gente que piensa que antes no había crimen, sencillamente porque como se vivía en dictadura y había «mano dura», los muchachos se portaban bien. Ni los muchachos se portaban tan bien ni la «mano dura» tenía mucho que ver con la criminalidad (los países más seguros del mundo son democracias donde se respetan los Derechos Humanos). Algunos datos:

– Entre 1978 y 1988 se vendieron en el país alrededor de 135 mil automóviles y 15 mil camiones robados. Estamos hablando de que las estimaciones nos dicen que casi LA MITAD de los vehículos que circulaban en Paraguay, eran robados.

– Durante la dictadura stronista se cometieron 18.564 homicidios (un promedio de 546 por año) y 51.708 casos de robo y asalto a mano armada (1.520 robos y asaltos por año). Aquí hablamos solamente de los asesinatos cometidos por ciudadanos particulares, no se incluyen los asesinatos perpetrados por el aparato represor del Estado. En el 2013, ya sin tenerlo a «El General» que nos proteja, hubo en Paraguay 594 asesinatos, una cifra muy similar al promedio mantenido durante los años de la dictadura, y eso a pesar de que hoy la población es el doble de lo que era en ese entonces, es decir, proporcionalmente hoy hay menos asesinatos que en aquellos días.

– También hay que tener en consideración que el Paraguay de entonces era mayoritariamente rural, hoy la mayoría de la población ya vive en áreas urbanas. Por lo tanto es lógico asumir que habiéndose trasladado gran parte de la población a las ciudades, también se haya trasladado una mayor carga de violencia (que antes estaba en el campo) a las ciudades. Cosa que escapa a cualquier sistema de gobierno.

– Se generaba cierta sensación de seguridad mediante la censura y falta de comunicación. Hoy cuando matan a un desconocido a cientos de kilómetros de distancia, mientras comes el almuerzo vas a ver en el televisor su cuerpo ensangrentado mientras algún periodista le hace llorar con preguntas tontas a los desesperados familiares de la víctima, con música de película dramática de fondo. En aquellos días podían matar a 546 personas o más en el año y solamente te ibas a enterar de uno u otro caso si es que el hecho ocurría en tu barrio o dentro de tu entorno cercano. Cuando el semanario «Aquí» empezó a publicar muchos casos policiales un poco fuertes, fue cerrado por el gobierno. No se permitía que te inyecten la sensación de inseguridad en la prensa, pero de que había crimen… había crimen.

7. General José de San Martín. Nacionalidad: paraguaya

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Se menciona que el Libertador José de San Martín nació en Yapeyú en 1778, Yapeyú era dependiente del Paraguay, y la madre del célebre general era una mujer guaraní.

Sí nació en esa fecha y en ese lugar; pero sus padres fueron Juan de San Martín y Gregoria Matorras del Ser, ambos españoles. Y Yapeyú no dependía de la Provincia del Paraguay, dependía del Gobierno de las Misiones Jesuíticas Guaraníes, que siempre tuvo una administración separada de la del Paraguay durante la permanencia de los jesuitas y continuó manteniendo una administración separada luego de la expulsión de estos.

¿Entonces de dónde sale aquello del «San Martín paraguayo»? Varias décadas después de haber ya nacido San Martín, con la independencia se inician las discusiones entre las ex colonias españolas para ver quién controlaba cuales territorios. Los dirigentes paraguayos recurrieron a la «viveza» de argumentar que el territorio de las Misiones tenía que estar bajo jurisdicción paraguaya, porque el último gobernador español del Paraguay -Bernardo de Velasco, metido preso- había ejercido el cargo de Gobernador del Paraguay y administrador de las Misiones al mismo tiempo (pero eran cargos diferentes), un argumento bastante discutible, si bien hay que decir también que los líderes bonaerenses tampoco tenían algún argumento de peso para justificar que ese territorio esté bajo su administración.

Resumiendo: San Martín nació en un pueblo que en la época no era administrado ni reclamado por paraguayos, su familia era española, vivió en Yapeyú solo 3 años, vivió casi toda su vida en Europa, y por último y más importante, él jamás se definió como paraguayo. En su testamento le dejó su sable a Juan Manuel de Rosas, diciendo «como una prueba de la satisfacción que como ARGENTINO he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que tentaban de humillarla».

8. Partido Liberal, partido de legionarios. Partido Colorado, partido de lopistas.

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El Partido Colorado y la dictadura de Alfredo Stroessner se encargaron de inyectarle combustible a este mito hasta que cobró vida propia y empezó a repetirse como verdad incuestionable durante décadas.

Es propaganda política que buscaba por un lado darle brillo a Stroessner y a su partido, retratándolos como el bando de los patriotas, los herederos de los héroes nacionales, de Francia, de los López y de Bernardino Caballero, mientras los liberales eran proyectados en el imaginario colectivo como los herederos de aquellos paraguayos traidores que vinieron de Argentina durante la Guerra de la Triple Alianza, para ayudar a los invasores a someter al Paraguay con la tan famosa y tan despreciada Legión Paraguaya.

Realidad: hubo una importante cantidad de legionarios como fundadores de ambos partidos, como también hubo una importante cantidad de veteranos del ejército paraguayo en ambos partidos. José Segundo Decoud, quien fue junto con Bernardino Caballero el mayor protagonista de la fundación del Partido Colorado y considerado su padre intelectual, participó personalmente en la Legión Paraguaya, al igual que lo hicieron varios miembros de su familia (padre y hermanos) y fue siempre un rabioso antilopista y admirador de la causa de los legionarios, a la cual consideraba como una causa libertadora. También Bernardino Caballero lanzó un manifiesto en Paraguari en 1872 en el cual calificaba a los López como tiranos.

9. Los liberales entregaron el Chaco a los bolivianos.

«Ganamos la guerra pero perdimos territorio». Frase clásica sobre la que se pretende sostener este mito. Tres consideraciones rápidas sobre el tema:

a- Si bien se puede decir que Paraguay ganó la Guerra del Chaco, ya que ganó casi todas las batallas y obligó a las fuerzas bolivianas a retirarse, cabe señalar que en los últimos momentos de la guerra, Bolivia había frenado el avance paraguayo en Villamontes y había obligado a las fuerzas paraguayas que habían cruzado el Río Parapití a emprender la retirada hacia el sur. Cuando se suspendieron los disparos en 1935, Bolivia no se había rendido y todavía no había sido derrotada.

b- Independientemente de cómo hayan estado las cosas en el campo de batalla al terminar la guerra, es cuestionable el pensamiento de muchos, que consiste en que como ganamos la guerra automáticamente nos corresponden más tierras. Si la cuestión tendría que basarse solamente en quién ganó, hoy el 100% del territorio paraguayo debería ser de Argentina y Brasil. En verdad, con la excepción de algunas zonas en las que ya existían algunas poblaciones paraguayas (y algunas colonias menonitas bajo bandera paraguaya), la mayor parte del Chaco era un gigantesco desierto que hasta ese momento no le pertenecía a ninguno de los dos países, no había paraguayos y bolivianos viviendo en el territorio por el cual se mataron durante 3 años. Se generó una situación muy desprolija y confusa con respecto a los límites fronterizos cuando los americanos decidieron separarse de España, y esa situación tendría que arreglarse necesariamente mediante el acuerdo de todas las partes.

c- Los acuerdos que intentaron hacer los gobiernos colorados que estuvieron antes que los «entreguistas liberales», de haber sido aprobados por el Congreso le habrían concedido a Bolivia muchísimo más territorio que el que le otorgó el Tratado de Paz de 1938. Entonces, la propaganda colorada en realidad atacó sistemáticamente a los liberales por aceptar que los bolivianos tengan mucho menos territorio chaqueño del que los presidentes y ministros colorados pretendieron cederles.

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Tratado Benítez-Ichazo (1894). Tratado propuesto a Bolivia durante la hegemonía colorada, donde se puede apreciar que Paraguay quedaría con mucho menos Chaco del que tiene hoy.

10. Paraguay existe porque el Mariscal López resistió hasta Cerro Corá.

 Ya me ocurrió innumerables veces que al participar en una conversación sobre el Mariscal López (conversación casi inevitable si hablas de historia en este país), alguien acaba diciendo algo como: «es gracias al Mariscal López que Paraguay sigue existiendo y hoy no somos argentinos ni brasileros».

Es una afirmación a la que se le debe oponer esta pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué la actuación de Francisco Solano López salvó la independencia del país? ¿El famoso «muero con (o por) mi patria» fue acaso un conjuro mágico que impidió a las fuerzas aliadas anexar el país? Hay un hecho triste pero ineludible que tenemos que recordar: PARAGUAY PERDIÓ LA GUERRA. Y jamás ha sucedido en la historia de la humanidad, que perder una guerra le haya sido útil a un país para conservar su independencia.

En marzo de 1870 los aliados habían vencido completamente toda resistencia paraguaya, después de 5 largos y difíciles años, se paseaban por el país y podían hacer lo que querían sin que nadie se les ponga en el camino. ¿Por qué no anexaron todo el país como parte de sus propios territorios? Finalmente alguien se les puso en el camino: ellos mismos.

Brasileros y argentinos, quienes eran agua y aceite antes de la guerra, retomaron su larga y vieja rivalidad una vez que el enemigo común fue vencido, y se dedicaron a sabotearse entre sí. Brasil violó el Tratado de la Triple Alianza, que estipulaba que tenían que ponerse de acuerdo entre todos los aliados para acordar la paz y límites con Paraguay y no hacerlo cada uno por separado, y firmó por su cuenta un tratado con Paraguay en 1872, para luego dedicarse a trabajar para que Argentina consiga la menor cantidad de territorio paraguayo posible.

Habían acordado que Argentina se llevaría casi todo el Chaco; pero a la hora de la verdad Brasil se puso del lado de Paraguay y finalmente tuvo que conformarse con llevarse solo un pedazo de la torta (hasta el río Pilcomayo). Y el Imperio del Brasil pretendía hacer lo mismo con la que hoy es la provincia argentina de Misiones -¿se acuerda de San Martín y Yapeyú?-, pero los gobernantes paraguayos se apuraron en ceder el territorio a Argentina, lo cual motivó el disgusto brasilero. Obviamente Argentina tampoco quería que Brasil crezca mucho a costa de territorio paraguayo.

Entonces el Estado paraguayo se mantuvo débil y reducido, pero independiente después de la guerra, porque al igual que el Estado uruguayo, este servía como «estado tapón» para que los rivales argentinos y brasileros no compartan mucha frontera en común entre ellos.

Estas versiones, en comparación con los mitos presentados, son menos románticas y tal vez menos apasionantes, menos estimulantes para el ego nacional y seguramente hasta resultarán desagradables para muchos; pero cumplen con la misión que tiene el estudio de la historia, que no es dar satisfacción a los apetitos que tiene la imaginación con respecto a cómo nos habría gustado que sea la historia, sino la de dar fiel relación de cómo eran las cosas, en los días que se sucedieron antes de que nosotros posemos nuestra mirada sobre este mundo.

Herencias de culpa

 GANASTE TONELADA DE CULPA

Durante el último Mundial de Fútbol era muy común observar a la gente volcar sus ganas de que una selección gane y otra pierda, basándose en consideraciones históricas. Por ejemplo, es muy probable que hayas escuchado a algún amigo, pariente o conocido decir algo como: «ojalá que tal país pierda mañana, porque… [insertar critica o reclamo histórico hacia ese país]».

La cuestión no se limita solo a pasiones peloteras, en cualquier otro ámbito es también muy común que haya personas que desprecian a otras solamente porque estas otras personas, pertenecen a un grupo (país, grupo étnico, etc.) cuyos miembros más antiguos -ya todos enterrados en algún cementerio- cometieron algún acto que les resulta indignante.
No importa qué tan simpática o buena gente sea una persona, mucha gente va a estar dispuesta a odiarla porque algún miembro de su árbol genealógico alguna vez cometió una barbaridad. Al mencionar esto me viene a la mente el caso de una señora que quería hacer una obra de beneficencia hace no tanto tiempo, y mucha gente la atacó y fue partidaria de sabotear su buena iniciativa, solamente porque su tatarabuelo fue un conocido criminal de guerra. A mucha gente no le importó de qué se trataba su obra, si su antepasado le ocasionó un daño a la sociedad, ella automáticamente tenía prohibido concederle un aporte positivo al mundo.

Todo esto y tantos otros casos de desprecio, se sostienen sobre las patas de una idea que en estos párrafos se pretende analizar y demoler: la culpa se hereda.

Si, esa es la idea que cría tanto desprecio. Está en todas partes, infecta a las multitudes, yo mismo confieso haber sido su víctima alguna vez (tuve un odio terrible hacia los brasileros por un buen trecho de mi adolescencia).

Y en este tema hay preguntas obvias para hacerse: ¿hay justificación en reprocharle a un niño alemán que hoy tiene 5 años que algún antepasado suyo haya cometido alguna aberración durante la Segunda Guerra Mundial, cuando él todavía ni había llegado a este mundo? ¿Importa más de dónde venimos que lo que hacemos nosotros mientras avanzamos en la vida? ¿La responsabilidad de las acciones cometidas se pasa de padre/madre a hijo/a como se pasa el color del cabello o de los ojos? Si ponemos en pausa los prejuicios y reflexionamos con calma, la respuesta obvia a estas preguntas es siempre NO.

Sin embargo hay una pregunta menos obvia que al parecer la mayoría de la gente no se hace… ¿De quiénes descendemos nosotros? ¡Esta es la pregunta escondida en un rincón y que la mayoría no toca! En toda la América hispana es normal que se reproche a los españoles de hoy por los excesos de los conquistadores españoles de hace 500 años. Se dice todo el tiempo «ELLOS esclavizaron a los indígenas», «ELLOS se llevaron las riquezas», «ELLOS cometieron un genocidio». Ejem… ¿ELLOS? Para ser fieles con la verdad tenemos que decir que «ELLOS» están muertos desde hace siglos, y que los españoles de hoy no son los que realizaron todas esas cosas que tanto condenamos.

Pero si se quiere insistir con que la culpa se hereda, aún así el discurso del «ellos» tampoco tiene mucho sentido. La mayoría de los españoles descienden de los españoles que se quedaron en España, la inmensa mayoría de los descendientes de los conquistadores que mataron, saquearon y oprimieron, viven en Latinoamérica y son latinoamericanos, usan el idioma y la religión de esos mismos conquistadores, y viven en las tierras que ellos conquistaron a sangre y fuego. Así que el latinoamericano que quiere escupir a los españoles por lo que hicieron los conquistadores, en realidad está tirando un escupitajo hacia arriba que inevitablemente le va a caer sobre la cabeza. ¿Y por qué hace eso? Porque no se hace la pregunta «¿de quiénes descendemos?».

Tratemos pues nosotros, esa pregunta: ¿De quiénes descendemos? Todos sabemos que tenemos un papá y una mamá, dos abuelos y dos abuelas; pero no vamos mucho más lejos. Entonces, ¿qué hay más allá? Aquí van unos datos que pueden impresionar.

Todos nosotros, todo ser humano que esté vivo en esta fecha en cualquier parte del mundo, si pudiera revisar su árbol genealógico hasta llegar a 30 generaciones atrás, hasta la Alta Edad Media, se encontraría con que tiene aproximadamente… ¡MIL MILLONES DE ANTEPASADOS! ¡Si! Parece una cifra de fantasía, cuando leí al respecto por primera vez me sorprendió y no lo creía; pero leyendo más y más, y revisando múltiples fuentes lo confirmé (también te lo confirma la calculadora si le pedís que te diga cuánto es 230).

Y hay más. Si no nos conformamos con llegar hasta la Edad Media y retrocedemos hasta alrededor de 2.000 o 4.000 años atrás, nos encontraríamos con el ancestro común más reciente, es decir, con alguien que es antepasado mío, tuyo, de tu vecino, de Obama y de Shakira. En ese tiempo vivió alguien que es el abuelito lejano de todos, por lo tanto todos somos primos en cierto grado.

Seguimos retrocediendo y vamos a llegar a un período de la historia -se calcula que sería algún momento entre 5.000 y 10.000 años atrás- en el que podemos dividir a todos los seres humanos vivos en ese momento en dos grupos, los que no tuvieron descendientes y los que son antepasados comunes de todos nosotros. Quiere decir que si la culpa se hereda como tantos quieren creer, somos herederos de absolutamente todos los asesinos, ladrones y violadores que existieron hasta ese entonces.

Juguemos a hacer un estimativo de cuántos antepasados tenemos que podrían pasarnos una terrible carga de culpa, y vamos a enfocarnos solamente en las últimas 30 generaciones para que sea fácil y «evitar la fatiga» (Jaimito el Cartero dixit). Sumando 30 generaciones atrás tenemos entonces mil millones de antepasados directos, suponiendo que el 99% de tus antepasados hayan sido santos que nunca perjudicaron a alguien, y solo el 1% de ellos haya sido un criminal, llegamos entonces a la conclusión de que podrías descender en estas últimas 30 generaciones de 10 millones de criminales.

¿Te parece mucho tener un 1% de antepasados criminales? Vamos a transformarnos entonces en entusiastas predicadores del optimismo inocente y digamos que solamente el 0,1% de tus antepasados tuvo un comportamiento criminal. Entonces te toca la nada despreciable cantidad de un millón de criminales en tu árbol genealógico en tan solo 30 generaciones.

Así es, esas mismas personas que no querían que una señora apoye una iniciativa de beneficiencia social solo porque sabían que UNO de sus antepasados fue un asesino, la atacaban mientras ellos sin saberlo descendían de por lo menos UN MILLÓN de asesinos, ladrones, torturadores, violadores, traficantes de esclavos, estafadores, golpeadores de mujeres y quién sabe qué más.

He ahí el resultado de revisar la interesante curiosidad de ver de dónde venimos. Así que juzga a los demás por lo que son y no por el conjunto de antepasados que la lotería de la vida le asignó tener en su árbol genealógico, y en la próxima Copa Mundial, disfrutá de un lindo deporte sin que los resentimientos históricos se pongan en el camino. La culpa no se hereda, no hay razón ni justicia en ello.

Pero si todavía querés creer en las herencias de culpa, en que de alguna manera no es la responsabilidad individual la que cuenta, que de alguna manera la culpa de las atrocidades cometidas en la vida se la transmiten mágicamente los padres a sus hijos en algún componente de la sangre que la ciencia todavía no descubrió, si querés encontrar a alguien a quien apuntarle con el dedo, tratarle con indignado desprecio y gritarle por faltas cometidas hace siglos, podes hacerlo. La búsqueda no te va a ser difícil, no tenes que mirar en los diarios ni en la tele, alguien con una cuenta multimillonaria en el Banco de Culpas te espera para que le grites a pocos centímetros de su cara, lo vas a encontrar todos los días… en el espejo.